No hay miedo que no se venza

Nora

Hola, me llamo Clara, tengo 14 años, soy una niña alegre. Se me conoce por mi simpatía y amabilidad. Mi familia es un tanto estricta, pero aun así los quiero más que nada en este mundo. Tengo bastantes amigos.


La cosa más importante de mi vida, Yoko, mi perro. 


Ahora os voy a contar cómo empezó todo. Un día, sentada en el sofá junto a mis padres, escuché que una epidemia se había extendido por toda China. Desde ese instante me empecé a preocupar y pensé que era el fin del mundo.


Después de 2 meses, cuando menos nos lo esperábamos, fue llegando el virus poco a poco a España. Al cabo de un mes, una mañana como cualquier otra, entró la directora por la clase anunciando que íbamos a permanecer en casa durante 15 días. Al principio estábamos todos muy alegres, porque eran como unas vacaciones pero en casa. Nos hicieron recoger todos los libros, porque haríamos las tareas en casa. Todo acabó siendo un desastre, porque en vez de 15 días fueron siendo más y más días... Hasta hoy.


 


Estoy harta de ver cómo se muere gente, tengo que arreglar esto ya, si no lo hace alguien con el tiempo esto va a acabar con todos. ¡Tengo que crear un plan ya!


El virus ya lleva mucho tiempo entre nosotros. Cada vez es más fuerte y va cobrando vida, pero no es una vida cualquiera. Aún no se sabe en qué se ha convertido, si es un bicho, un monstruo… Es imposible averiguarlo. Mi familia y yo hemos estado investigando sobre cómo es y los síntomas que podría causar. Lo único que sabemos es que es invisible, solo notas su presencia. Si le miras más de dos segundos te pasa algo horrible: se te ponen los ojos rojos, tu mente se empieza a colapsar como si algo dentro de ti te estuviera comiendo las neuronas y en unos diez minutos como mucho tu vida se destruye completamente.


Necesito refuerzos para combatirlo. Llamo a mis padres, les pido ayuda y, por supuesto, están dispuestos a acabar con aquello que está destruyendo la vida humana.


Solo hay una solución para poder derrotarlo: mi perro. Los perros son los únicos que pueden ver al bicho, o lo que sea eso. Y aparte de eso, los perros son inmunes. Así que no hay mejor idea que llevarse a mi perro para poder combatir. Comencemos la aventura.


El bicho puede atravesar paredes, así que tenemos que estar atentos porque nos puede venir por donde sea, nos tenemos que poner unas vendas para no mirarlo, eso significa que tenemos que combatir a ciegas.


Estamos en el comedor. Para distraerlo hay que  bailar, para que así venga. Yoko, mi perro, es el único que lo puede ver, así que él nos avisará en todo momento, ladrando. Estamos protegidos y llevamos cuchillos y palos para poder pegarle. Mi perro empieza a ladrar, estamos preparados. Pero en un pequeño instante me doy cuenta de una cosa, ¿dónde hay que pegarle? Tiene que haber algún punto débil, se lo dije a mi padre. Inmediatamente, mientras lo cubrimos, él se va con el ordenador a mi habitación, se quita la venda y empieza a buscar. Encuentra la solución. El punto débil son los ojos. Tenemos un problema, es invisible, no sabemos donde están los ojos. Solo hay una solución, el perro. Yoko tiene unos pocos conocimientos de nuestro idioma, así que le he dicho que le saltara a los ojos mientras mis padres y yo combatimos contra él. Yoko está saltando al bicho transparente y  le ha arañado en los ojos. Empieza a sonar un ruido que nos deja sordos a todos durante 2 minutos.


 


Después de 8 días, todo acabó bien y el mundo fue mejorando,poco a poco, gracias a nosotros cuatro.


 


 

Categoria de 13 a 17 anys. Sagrat Cor de Jesús Terrassa

T'ha agradat? Pots compartir-lo!