La Burbuja

Bel Hunter

De pequeña tenía una idea recurrente, una fantasía; mi casa era una pequeña burbuja. Pero en esa burbuja tenía todo lo que necesitaba. En esa burbuja imaginaria, era autosuficiente y no me hacía falta nadie. Me sentía feliz y segura.


A medida que fui creciendo, la fantasía de la autosuficiencia y el mini mundo quedó en un rincón abandonada. Es necesario relacionarse y proyectarse hacia afuera. Aunque no guste. Las personas de alrededor son importantes para crecer. Crecer en soledad es otra fantasía, esa que esconde el miedo a no estar a la altura de otros e impide realizarse. Aprendemos mucho de los demás y lo sabio es reconocerlo.


De repente llega el COVID y cada uno debe vivir en su burbuja. 


En mi burbuja infantil lo tenía todo a mano. En la burbuja que nos ha tocado vivir estos meses, de tanto en tanto había que salir a abastecerse…pero en general se ha tenido que contar con lo que cada cual tenía.


Y en el interior de la burbuja, qué felicidad poder ser uno mismo. Nada de obligaciones relacionales que pesan como losas, ni compromisos impuestos. Sólo tú y lo más cercano a ti. Nada más. Aprender a conocerse y convivir, no es tarea fácil después de vivir ausente de los tuyos, no en cuerpo, pero sí en mente.


Alguno de los tantísimos problemas que siempre nos rondan, quedaron congelados en el aire…y a medida que pasaban los días, muchos de ellos dejaron de ser importantes.


Habrá quien se haya sentido solo. Pero, quizás nunca hemos estado tan acompañados compartiendo el confinamiento.


Y la vida volverá a su curso y cada cual volverá a coger su mochila, en algunos casos más ligera y en otros más pesada. Pero nada ocurre por casualidad, ojalá y lo bueno que se ha dejado sentir, que ha sido mucho, de sus frutos.


Mi burbuja de fantasía, por un espacio de tiempo, se ha hecho realidad. La vida es sueño y los sueños, sueños son…¿no lo dijo Calderón de la Barca?

T'ha agradat? Pots compartir-lo!