Puntos de libro

Casiopea

Llego tarde. Me gusta y detesto llegar tarde...creo que es una doble herencia de mis padres. Consigo entrar en el bus, y me voy poniendo los pendientes mientras observo cómo una mujer lee. Siento una chispa de envidia: va por el último capítulo.


Hace tiempo que no leo en el transporte público. No hace tanto que leí un libro por placer, pero hace mucho que no leo algo que me haga querer seguir el hilo a toda costa. En el metro, por la calle, parada enfrente de los semáforos y metiendo el dedo índice entre las páginas para seguir leyendo en cuanto pueda volver a bajar la vista. Usando billetes de metro usados como puntos de libro...


Detengo la escritura para abrir el Maps y comprobar dónde debo pararme: Travessera de Gràcia con Muntaner. Zona pija, me digo. Hace una semana me bajé en la misma parada y firmé mi primer contrato de alquiler. Hoy dormiré mi primera noche independizada. Me observo en los reflejos de los escaparates y no puedo evitar pensar que en realidad el piso no hace la independencia. Que basta ya de descuidarme. Que no voy bien vestida para entrar en este restaurante.

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