Luna de marquesina
Deslizo mis dedos a través de los acordes. Esta canción es una de mis favoritas pero con el ajetreo cotidiano apenas se puede apreciar; la gente va y viene con la abstracción mental de la rutina.
Deslizo mis dedos a través de los acordes. Esta canción es una de mis favoritas así que animo a los oyentes y les hago cantar el estribillo. Tocar en directo me da la vida.
Miro la funda de la guitarra a ver cuánto dinero llevo recolectado: 5,35 € por tres horas. Espero que a lo largo del día esta cifra aumente.
Miro a mis compañeros y no puedo evitar esbozar una sonrisa. Se les ve tan felices. No nos pagan mucho dinero, lo justo para cubrir los gastos básicos y darnos algún capricho de vez en cuando. Tampoco me importa mucho, esta vida nos gusta.
Entre canción y canción me detengo unos segundos. Tocar en el metro y con mascarilla no es nada fácil; tengo la sensación de que me voy a ahogar.
Entre canción y canción me detengo unos segundos, tocar en esta sala de conciertos puede ser un poco claustrofóbico pero igualmente me siento libre.
A veces pienso en las vueltas que puede dar la vida. Nuestra trayectoria musical iba lenta pero ascendía. Esa tendencia creciente se vio afectada por un golpe duro e imprevisible. ¿Dónde estaríamos tocando ahora?
A veces pienso en las vueltas que puede dar la vida. Nuestra trayectoria musical va en aumento y parece que ha dado sus frutos. Aquí me encuentro, charlando con un admirador. ¡Me ha pedido que le firme la camiseta!
Me detengo unos instantes y entre que organizo las monedas se me acerca una persona. Dice ser un admirador, ¡y me ha pedido que le firme la camiseta!