Time is on my side?
Siempre quise ir a L:A,dejar un día esta ciudad... pero aquí estoy, anclado a la misma vida de siempre, con la misma gente de siempre. Bueno, no. No toda la gente de siempre, faltas tú. Justamente tú, que siempre quisiste que nada cambiara. Que te gustaba tu vida tal y como estaba. Que siempre me regañabas cuando más me desesperaba por esta rutina de la que siempre he querido escapar. Ahora recuerdo con nostalgia aquellas mañanas, tan temprano que las calles apenas si estaban puestas, en la parada del bus, ésa que ni siquiera tenía una marquesina, pues la acera era tan estrecha que era imposible ponerla; esperando a aquel viejo 43. Yo, como siempre, con cara de haberme peleado con el mundo. Tú, radiante y fresca, con esa sonrisa que nada era capaz de borrar. ¿Te acuerdas de ese autobús? Imposible olvidarlo. Eran otros tiempos, cuando se subía por la puerta de atrás, cuando no existía la T10 y te vendían aquellos billetes tan finos que bien podrían ser papel de fumar. Cuando éramos jóvenes, estábamos llenos de sueños y queríamos comernos la ciudad y el mundo entero. Cuando creíamos que, como cantaban los Stones, el tiempo estaba de nuestra parte. Pero no, el tiempo es el que es y sólo está de una parte, la suya. Los años pasaron, la juventud se me escurrió entre los dedos como la arena de esa playa donde nos dijimos adiós. Me quedé, atado para siempre a una vida que nunca quise, pero que siempre me faltó el valor para cambiar.
Ahora estoy aquí, sentado en la misma parada de bus, aunque no es ya la misma, como no lo es toda la ciudad. Obras de remodelación agrandaron las aceras y sustituyeron el viejo poste de señalización de parada por una de esas modernas marquesinas, con su pantalla indicadora del tiempo de paso de las líneas de autobús. Tampoco el autobús es el mismo, el viejo 43 dejó de prestar servicio para dar paso a la línea H10. Demasiados cambios. Mejor cierro los ojos, así vuelven a mí los viejos y buenos tiempos, mi mal humor y tu sonrisa, siempre tu sonrisa.