LA CITA DE MI VIDA

Noor

Me llamo Fabio y voy de camino a la cita más importante de mi vida.


Viajo en un vagón de la línea uno  del metro de Barcelona, la línea roja. Un vagón de la serie 7000,  fabricado por Alstom entre 2021 y 2022 y que sustituye a uno de los antiguos vagones de la serie 2000. ¡Una pasada!


Espera, antes de  aburrirte con mil detalles técnicos, que tanto me gustan,  voy a presentarme y contarte más sobre mí.


Vivo en Barcelona y tengo 20 años. Cuando tenía dos me diagnosticaron autismo.  No te asustes, escúchame,  no me des la espalda. Es algo que suele pasar cuando alguien oye la palabra autista, cuando alguien detecta que soy un raro,  un friqui,  un loco,  un “rain man”…


Como a muchos chicos y chicas con autismo, siempre me han apasionado los transportes: los tranvías, el metro, los trenes, los buses…


Perdóname,  no puedo evitar darte algún detalle más de este nuevo vagón antes de seguir contándote mi vida ¡Es que es lo más!


Lleva  tecnología Navilens, que tiene un sistema que sirve para que las personas ciegas puedan guiarse a través de códigos QR y el móvil. ¿No te parece increíblemente importante que alguien que no ve pueda viajar autónomamente por la red de metro y de autobús de Barcelona? Ojalá hubiera un código QR o una aplicación que me permitiera entender los dobles sentidos, algunos chistes, aunque fueran malos, y eso que llaman lenguaje no verbal. Es difícil vivir en un mundo en el que todos parecen tener el  manual de instrucciones de la vida menos yo.


¡Ah!  Olvidaba decirte que en los nuevos vagones de metro también hay puertos USB para cargar el móvil.


Que la gente vaya en el metro mirando su pantalla sin prestar atención a nada más, sin levantar la cabeza y a veces hasta parece que, casi, hasta sin respirar,  me ayuda.  Me hace sentir casi invisible. Así  no tengo que intentar pasar desapercibido, ni intentar parecer “normal”, ni hacer un esfuerzo para controlar mis aleteos o ese ligero balanceo que no puedo evitar hacer cuando veo el metro llegar al andén de la estación. Nada es comparable a la emoción de ver esa máquina perfecta asomarse por el túnel. No encuentras mucho más raro esos tipos grandullones que gritan y lloran cuando gana su equipo de fútbol? ¿O esas personas que hacen tonterías  y bailes imposibles en TikTok? ¿Son ellos más normales que yo y mis aleteos?


¡Se me olvidaba! Los nuevos vagones son más accesibles y  con pasillos más anchos para que la gente con silla de ruedas pueda acomodarse  todavía mejor que ahora.


Vale, ya paro.  Ahora ya empiezo a saber cómo parar  y dejar de hablar de mi tema favorito. O como dicen los expertos de autismo: de  mi “centro de interés”.  Es algo que nos suele pasar a las personas autistas.


En el metro me siento seguro y  libre, mucho más que ahí arriba ,  en la superficie, donde todo es tan caótico, donde nada es previsible, donde todo cambia en un abrir y cerrar de ojos, donde el peligro acecha todo el rato a alguien con tan poca picardía como yo.


Ya he cambiado a la línea 10 y he llegado a mi parada: Zona Franca.


Estoy a punto de llegar a mi cita, la más importante de mi vida: ¡mi primer día de trabajo!


Estoy muy nervioso, pero con ganas de poder hacer de este lugar un entorno todavía más accesible para todas las personas, también para los autistas. Podré señalizar con pictogramas,  para ellos,  mi lugar favorito.


Ya he llegado a la cita de mi vida.


Hoy empiezo a trabajar donde siempre he soñado hacerlo.


Hoy empiezo en TMB.


 


 

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