R@t fraz
18/04/2023
Dos horas antes de la rebelión
Solo podía pensar que llegaba tarde a la reunión. Necesitaba hacer transbordo de la línea 5 a la 4 hasta Barceloneta. Siempre me gustaba presentarme a las reuniones del distrito Playa, aunque a mí me correspondían más las celebrabadas en el Callejón de Oro en Diagonal. Pero prefería la playa y su calidez antes que el frío lujo.
Veloz, me hice paso entre los tristes pasajeros que se agolpaban en los andenes. Algunos me miraron atemorizados y otros se apartaban con rapidez al comprobar mi aspecto desaliñado. Debía ser mi pelo y mis pinturas de guerra.
Cuando llegué a mi destino, me colé en las vías de un gran salto y seguí el raíl unos metros hasta un rincón oculto en el pasillo entre las estaciones de Llacuna y Bogatell; una pequeña habitación que había albergado un cuartito eléctrico.
En aquel espacio, se habían apilado decenas de compañeras de todos los tamaños y con pelaje de distinto color. La presidenta, escoltada por la secretaria se dispuso a dar la bienvenida:
-¡Queridas hermanas ratas y ratoncillos… Bienvenidos a esta reunión convocada por el Frente Rebelde Ratonil! Como sabéis, estamos aquí por un claro propósito. Durante demasiado tiempo, los humanos han invadido nuestro territorio. Hemos tenido que abandonar nuestras casas y los lugares que conocíamos. Nos exponemos a peligros cada vez que caminamos. Nuestros camaradas han sido perseguidos, no sólo por esos infames, sino también por el gran topo metálico; cuyo resultado se cuenta en numerosas pérdidas de familiares y amigos. Es hora de reclamar nuestros espacios y derechos, así que yo os digo: ¿Estamos hartos de huir? Pues salgamos a infundir el terror y recuperar el territorio robado. La edad de los hombres ha llegado a su fin, es la era de la rata. ¡Adelante!
Después del llamado a la acción, nos pusimos a chillar y algunas se empezaron a erizar. Los ojos de otras se tornaron rojo sangre y todas salimos en tromba con el objetivo claro de invadir, destruir y atemorizar.
Pronto tomamos el control del andén y las vías y hasta conseguimos parar a varios topos metálicos provocando el caos. Al ver aquella masa peluda, toda la gente empezó a huir despavorida; algunos hasta dejaban sus pertenencias atrás, enfilándose en las escaleras mecánicas hasta el exterior para no volver a entrar jamás. Otros salían heridos atrincherándose en los ascensores.
Aunque la red ferroviaria era vasta y difícil de cubrir, tuvimos presencia en todas las líneas y encontramos apoyo en aliados tales como polillas, escarabajos, arañas y palomas, las cuales dirigían la operación aérea disparando a discreción.
Cada estación central tenía sus escuadrones dirigidos; destacaron el de Toro en Diagonal que extendió sus tropas a lo largo de la línea azul y Pulguilla, que se atrincheró en Liceu y se alió con diversos insectos para cubrir la línea verde a ritmo de La Cabalgata de las Valquirias de Wagner, pues habían accedido a la megafonía.
En un día controlamos toda la red de Metro y recuperamos las tierras antaño arrebatadas coronando varias estaciones con nuestros estandartes. Y los humanos nunca volvieron y no se les permitió volver a hacerlo bajo amenaza de muerte.
Volvimos a hacer florecer nuestra sociedad perdida, construyendo edificios y espacios públicos seguros y libres de cualquier rastro de humanidad. Y así creamos todo un pueblo avanzado y en paz.
Como rezaba la estatua de la nueva ciudad de R@tt fraz… ¡La era de la Rata daba comienzo!