Sin Dios
Comienza el viaje, misma estación de metro, mismo horario, misma situación en bucle, mis ojos contemplan mucha gente reconocida y muchos a reconocer.
El luminoso marca que en 00:51 llega el próximo tren, puntualidad inglesa.
Doy un paso al frente en el andén y me convierto en multitud, me mimetizo con todos y con nadie. Un día menos, y un sufrimiento más, respiro y trago saliva, la garganta me arde como si masticara maldad e indecisión
Me repito mentalmente con ansia y letanía, que soy invisible, que levito entre todos sin sentido, que Hoy no me atacará, hoy no. Cierro los ojos, contando los segundos y los pestañeos. Nadie me mira, nadie me mira, nadie me mira, me vuelvo a repetir, hoy estoy segura ,murmura mi miedo.
Me dirijo con premura al final del vagón, mi espalda roza la fría chapa. No cruzo mis ojos con nadie, evito fijar la mirada y comienzo otra vez a contar. El vagón empieza con lentitud a llenarse de desconocidos, caras inexpresivas y vacuas, mientras rumio con dolor mi pavor, todo salta en mi mente.
Arcadas se hacen presentes y reales, la saliva ácida me quema la garganta me arde en el dolor más punzante se apodera de mi estómago y de mi locura. Todo vuelve, todo me paraliza, mi mente enferma y colapsada de ira, me recuerda y me martillea que no estoy segura. En mi letanía de pensamientos vacíos y turbios, me recuerdan las paradas que tengo a mi destino. La suciedad de mis recuerdos me licuan los ojos y el alma. Un alma herida, sucia y vejada, contabilizó mi dolor, haciéndolo real y verbalizándolo.
He sido víctima de una agresión sexual, en un entorno que creía seguro. Me culpabilizo de mil errores inexistentes e irreales. Alguien me vejó, ensuciando mi cuerpo y mi mente. Alguien me traspasó, me inutilizó y me recordó que no tengo el poder de mi misma. Se masturbó con lujuria, en la impunidad del anonimato, me manchó, me ridiculizó. Me ensució el alma, y me convirtió en su cómplice, por mi silencio y miedo.
Llego a mi destino de transbordo, me deslizo en silencio y con la mirada en los pies a la puerta de salida. Ha conseguido traspasar mi vida, hacerme vulnerable, inutilizarme y bloquearme. Yo conseguiré flotar entre la mierda en que me envolvió, yo lograré respirar otra vez sin miedo.
Alguien muy tonto expuso con pedantería que el tiempo todo lo cura. Qué gran estupidez. El tiempo encarcela mis miedos, el tiempo mima mis inseguridades, el tiempo juega en mi contra.
Vuelvo a respirar, levanto la mirada y me autoregalo una sonrisa, otro día superado. Un día en que he recordado, he sufrido, pero he superado. Vuelvo a vivir, mi respiración pausada y controlada carcajea mi alma. Me aferro a recuperar mi normalidad,sé que no soy vulnerable , sé que no volverá a pasar. Sé que mañana vuelve mi infierno, mi culpa y mi silencio de autoverguenza
Mañana queda muy lejos.