Jesucristo visita BCN

Oriol Bonet Segalés

En una hermosa mañana de primavera, un evento asombroso ocurrió. Jesucristo renació y se encontró en la ciudad de Barcelona, España. Con su corazón lleno de amor y compasión, se propuso visitar uno de los lugares sagrados de la ciudad: el Tibidabo. Sin embargo, Jesucristo pronto se dio cuenta de que el mundo había cambiado mucho desde su última visita a la Tierra hace siglos. Se encontró con un moderno sistema de transporte llamado metro, que lo llevaría a su destino de manera eficiente y rápida. Con curiosidad y entusiasmo, Jesucristo se embarcó en su aventura en el metro. Se maravilló con los trenes de alta velocidad y la multitud de personas que se movían de un lugar a otro. Se dio cuenta de que había una diversidad de culturas y religiones en la ciudad, y se sintió motivado a compartir su mensaje de amor y unidad con todos. Finalmente, llegó a la estación del Tibidabo y tomó el funicular que lo llevaría a la cima de la montaña. Mientras subía, se encontró con personas que lo reconocieron y se emocionaron al verlo. Compartió sonrisas, abrazos y palabras de aliento con ellos, brindándoles consuelo y esperanza en tiempos difíciles. Al llegar a la cima del Tibidabo, Jesucristo se maravilló con la vista panorámica de la ciudad. Se sintió en paz y agradecido de poder presenciar la belleza de la creación de Dios. Se dirigió a la iglesia que se encontraba allí, donde fue recibido por el clero y la comunidad local. Jesucristo compartió su mensaje de amor, perdón y compasión con aquellos que lo rodeaban. Escuchó las preocupaciones y alegrías de la gente, y ofreció palabras de sabiduría y consuelo. Las personas se sintieron inspiradas por su presencia y su mensaje, y encontraron consuelo y esperanza en sus palabras. Después de pasar un tiempo en el Tibidabo, Jesucristo se despidió de la comunidad y decidió regresar al metro para continuar su viaje. Se despidió con amor y bendiciones, y prometió que su amor y compasión siempre estarían disponibles para aquellos que lo necesitaran. Con el corazón lleno de gratitud y amor, Jesucristo abordó el metro y se despidió de Barcelona. Se fue con la certeza de que su mensaje de amor y unidad seguiría resonando en los corazones de las personas, y que su visita al Tibidabo había sido una experiencia transformadora tanto para él como para aquellos que lo conocieron. Y así, la historia de Jesucristo viajando en el metro hasta el Tibidabo se convirtió en una leyenda en la ciudad de Barcelona, recordando a las personas la importancia del amor, la compasión y la unidad en un mundo en constante cambio. Y la presencia y el mensaje de Jesucristo continuaron siendo fuente de inspiración y esperanza para generaciones venideras.


 

Categoría de 13 i 17 años. Institut Viladomat

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