ODA AL AUTOBÚS
Era una tarde soleada de primavera y me encontraba en un autobús de la línea 22, en dirección a la Plaza Cataluña. El vehículo estaba repleto de gente, pero yo había conseguido un asiento en la parte trasera, desde donde podía observar a los demás pasajeros con discreción.
De repente, el conductor anunció por el altavoz que había un retraso en el tráfico y que tardaríamos unos minutos más de lo habitual en llegar a nuestro destino. Esto provocó un murmullo de descontento entre los pasajeros, que comenzaron a consultar sus relojes y a suspirar con resignación. En ese momento, un hombre de aspecto distinguido llamó mi atención. Vestía un traje oscuro y llevaba un libro en la mano, que hojeaba con atención. Me pareció que estaba leyendo a Shakespeare, pero no pude estar seguro. De repente, el hombre se puso de pie y comenzó a recitar un soneto en voz alta. Su voz era profunda y resonante y las palabras fluían con una musicalidad que dejó a todos los pasajeros boquiabiertos. El soneto era una oda al amor y hablaba de los sentimientos más profundos y sublimes que puede experimentar el ser humano. A medida que el hombre recitaba, los demás pasajeros se sumieron en un silencio reverencial, como si estuvieran asistiendo a una ceremonia sagrada.
Cuando el hombre terminó su recitación, todos los pasajeros aplaudieron con entusiasmo y admiración. Él se sentó de nuevo en su asiento, sonriendo con modestia, y continuó leyendo su libro.
Categoría de 13 i 17 años. Institució Igualada