La noche de Reyes
La noche más especial del año estaba al caer y, como de costumbre, la familia Giménez se dirigía a la cabalgata de los Reyes Magos. Eran cuatro hermanos: Lucas, que tenía 12 años, Santi, que tenía 9, Miguel 7 y la pequeña Lucía tenía tan solo 3 años. Para ellos ese día era muy especial, no tan solo por la emoción y nervios de que llegaran los Reyes sino porque era el único día al año en el que comían MacDonald’s y para ellos era muy emocionante.
La cabalgata solía empezar a las siete de la tarde así que, poco antes de las seis, cuando su padre Javier llegaba de trabajar, se dirigían a la estación de metro más cercana de su casa para coger la línea 3. El elemento estrella que no podía faltar era la mágica escalera que su padre cargaba durante todo el viaje para asegurarse de que sus hijos pudieran ver a los Reyes pasar. Para la madre, Cristina, no podía faltar la cámara de fotos en la que captaba los mejores momentos. No era tan solo una cámara sino un objeto que guardaba la infancia de los hermanos; si se perdía o le pasaba algo, la madre entraba en un ataque de pánico por miedo a perder todo.
Aquel día el metro estaba tardando más de lo normal y para que a los hijos se les pasara más rápida la espera, su padre decidió contarles un cuento como hacía cada noche antes de que se fueran a dormir. De repente la pequeña Lucía empezó a saltar y a gritar, pero no entendían por qué. Ella señalaba a un hombre, pero ellos no veían nada extraño, así que no le dieron mucha importancia.
Finalmente, tras la larga e interminable espera, llegó el tren. El viaje duraba unos 30 minutos, ellos iban dirección a la Calle Pelayo. Durante el trayecto, la pequeña de la cosa volvió a saltar y esta vez era de emoción, poco a poco se veía más de cerca la imagen de tres hombres, pero solo ella los supo reconocer. La imaginación de la niña había hecho ver el rostro de los Reyes Magos en tres personas desconocidas. Esto muestra la ilusión en la noche más especial del año.
Categoría de 13 i 17 años. Fert Batxillerat