Ese encuentro misterioso

Mar

Esa mañana Lucía estaba de camino al metro para encontrarse con un amigo de su infancia que no había visto desde hacía años. Gonzalo, un chico callado pero muy bondadoso, alto y moreno. Gonzalo estaba esperando en el andén. Habían quedado para ponerse al día, y de paso él acompañaba a Lucía a la facultad de Medicina. Lucía cursando tercero, y justo ese día iba a hacer prácticas en un quirófano. Siempre parecía cansada, con ojeras muy marcadas a causa de quedarse hasta tarde estudiando.


 


Cuando se encontraron en el andén se fueron a la línea de metro correcta. Lucía, mientras caminaban, le explicó que esa línea era la más peligrosa, ya que siempre estaban robando y había habido muchos accidentes en las últimas semanas. Cogieron el metro, para dirigirse hacía la facultad de Medicina. Gonzalo, mientras tanto, le explicó que estaba cursando tercero de derecho pero que hacía el turno de tardes por lo que la podía acompañar sin preocupaciones. Lucía, no obstante, le preguntó si quería quedarse en la facultad ya que habían construido una nueva biblioteca. 


 


Mientras Lucía  estaba buscando imágenes de las nuevas instalaciones, un número oculto llamó a Gonzalo. Gonzalo lo cogió, no hablaba casi, sino que solo contestaba con palabras cortas (si, puede, depende, no). A Lucía le pareció muy extraño que Gonzalo no estableciera una buena conversación. El metro paró y todos los viandantes se comenzaron a preocupar, ¿qué iba a pasar?, ¿se iban a quedar allí mucho tiempo? Lucía se veía un poco alterada. Una mujer se agobió tanto que casi se desmaya , un bebé comenzó a llorar, y muchísimas personas se preguntaban cuánto tiempo estarían allí. Pasaron veinte minutos y de pronto el metro comenzó a moverse. Llegaron a la estación, de allí se dirigieron a la salida y comenzaron a caminar. Lucía, que sabía el camino, iba indicando a Gonzalo la dirección. Mientras caminaban, Lucía le explicó que estaba bastante nerviosa por las prácticas, ya que le preocupaba el paciente, su bienestar. Lucía se detuvo al darse cuenta que a Gonzalo no se le proyectaba su sombra. En ese momento, Lucía frunció el ceño y le preguntó en un tono nervioso:


--¿Estás bien? Gonzalo le sonrió y le dijo:


--No lo sé, lo último que recuerdo es el quirófano.


 

Categoría de 13 i 17 años. Institució Igualada

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