Llevo tus huellas en el corazón
Un día en el metro de Barcelona, Laura y Lucía iban de camino al centro a comer a un restaurante japonés. Buscaron un restaurante con buenas reseñas y vieron uno llamado Suki Ramen Sapporo.
En el metro, Laura le comenta a Lucía que está preocupada por su perro Noah, ya que hace unos días lo llevó al veterinario a que lo revisaran ya que el perro estaba muy decaído y no tenía la misma energía de antes. El perro ya tenía una edad, y Laura lo sabía, pero aunque fuera mayor, el perro seguía teniendo la energía de siempre hasta hacía unos días. Lucía entendió su preocupación.
Pocos minutos después, llegaron al restaurante y tomaron algo. Al cabo de unos minutos se decidieron por qué comer y llamaron a un camarero para que les atendiera. La camarera se les acercó y les preguntó si ya sabían qué iban a comer. Al acabar la camarera recogió las cartas y se fue. Laura y Lucía se quedaron hablando, cuando de repente a Laura le llegó un mensaje de la veterinaria a la que llevó su perro:
<Hola, nos alegramos de comunicarle que la cirugía ha sido todo un éxito, pero lamentablemente la condición del perro ya era bastante mala antes de empezar entonces por desgracia el perro no sobrevivirá mucho más, aproximamos que le queda una hora para descansar,
Gracias por su tiempo, Adiós>
Cuando Laura leyó el mensaje, se quedó en shock por unos instantes se disculpó con su amiga y salió corriendo hacia la veterinaria hasta llegar a la habitación donde se encontraba el perro, donde lo abrazó con cuidado pero pensando que sería el último, cuando la veterinaria, de la que ella no se había dado cuenta, le dijo que le quedaba menos de una hora de vida. Le acercó una silla de ruedas en la cual Laura puso al perro delicadamente antes de salir del lugar junto a él.
Se lo llevó hasta un extenso y hermoso prado, lleno de bellos colores que se expandían por todo el campo, en el cual se estiraron juntos mirando al cielo, lleno de nubes blancas y otras más anaranjadas. Lo bajó de la silla de ruedas y lo recostó sobre el pasto para ella después hacer lo mismo, y disfrutar de sus últimos momentos juntos. Cuando habló con un tono de voz tan leve que solo su compañero podía escuchar aunque no había nadie más en los alrededores:
"Has sido mi compañero durante tantos años, siempre a mi lado en los momentos felices y también en los más difíciles. No hay palabras suficientes para expresar lo agradecida que estoy por tu amor incondicional y tu lealtad. Nos entendíamos sin palabras, tu compañía me dio consuelo en los días más difíciles y me hizo sonreír cuando más lo necesitaba. Sé que sigues siendo parte de mí y por eso no me voy a despedir, porque sé que siempre vas a estar a mi lado y aunque será doloroso, volver a casa un día sabiendo que tú no estarás, lleno de felicidad por recibirme y abrazarme. Estaré en nuestra casa, llena de recuerdos contigo donde todavía estarán tus juguetes, tus cuencos de agua y comida, tu correa, y tu cama. Me despertaré sola, sin tener mi peluche para abrazar y estar feliz de empezar un día más contigo.”
“Te amo, y siempre te amaré”
Se quedaron recostados hasta que ella dejó de sentir su respiración…
Categoría de 8 a 12 años. Institució Igualada