Reunión de negocios

Pablo

Era un miércoles cualquiera, laborable, y el cielo estaba nublado, incluso caían algunas gotas. Era pronto por la mañana, las ocho exactamente, y tenía que llegar a Paseo de Gracia y no disponía de mucho tiempo, ya que la importante reunión que tenía con unos compradores empezaba a las nueve. 


 


Antes de salir de casa, decidí consultar con mi hijo mayor cual era la manera más rápida de llegar a mi destino. Debido a que el Paseo de Gracia se encontraba a varios kilómetros de distancia, descartamos rápidamente ir o bien en bicicleta o caminando, ya que no hubiera llegado a tiempo. Concluí, que las dos opciones más viables eran ir en taxi o en transporte público. Unos minutos más tarde, partía rumbo a la estación de metro de la Zona Universitaria y, opté por ir en metro, ya que era la vía más económica y disponía de unas magníficas conexiones para llegar a cualquier lugar. 


 


Una vez bajadas las infinitas escaleras, me resultó extremadamente fácil el proceso que tuve que seguir hasta subirme al vagón que me llevaría hasta Paseo de Gracia. En primer lugar, un chico joven me ayudó a comprar el ticket adecuado. Seguidamente, después de introducir el ticket y que se me abrieran las puertas, pregunté a un compañero del chico joven que me ayudó cómo podía llegar a Paseo de Gracia de la manera más rápida. Muy amablemente me indicó el convoy que debía coger, el L3, la línea verde. 


 


Mientras veía pasar numerosas estaciones y una gran cantidad de gente, llegué a Plaza Cataluña, una estación altamente transitada en relación con otras y, en particular en aquella estación, encontré que había más gente de lo usual, pero lo curioso es que resultaban alterados, como si algo extraño ocurriera. A pesar de ello, me dirigí hacia la puerta de salida, lo que fue complicado debido a que había muchas personas. 


 


Fue poco tiempo el que pasó hasta que llegara a la salida y enseguida fui en busca de un taxi, ya que si no llegaría tarde a la reunión. Una vez paró el taxi, un policía me llamó la atención ya que, al parecer, un grupo terrorista iba a atentar la Plaza Cataluña. A pesar de que me quería ir en taxi de inmediato, los cuerpos policiales me lo impidieron y por mi seguridad me sugirieron que entrara en la estación de nuevo. 


 


A la misma vez que yo entraba a la estación de metro, un chico llamado Jan parecía agobiado porque tenía un compromiso. Debido a que me encontraba en una situación difícil porque no sabía cómo volver, opté por acercarme a Jan para que me ayudara. Por lo que me transmitió, también volvía a la misma parada que yo, por tanto, decidimos ir juntos. 


 


Cuando subimos al metro se respiraba un alboroto anormal y enseguida lo comprendimos tras ver las terribles imágenes en las pantallas del vagón. A medida que nos acercábamos a nuestro destino, nos fuimos relajando poco a poco y, mientras conversábamos acerca de aquello que íbamos a hacer aquel día, llegamos a la conclusión de que ambos nos dirigíamos al mismo lugar ya que teníamos la misma reunión, es decir, Jan era el comprador de mi negocio. 


 


Finalmente, conseguimos un taxi a la salida de Zona Universitaria y tras unos minutos llegamos a Paseo de Gracia. La reunión se llevó a cabo con éxito y con Jan mantenemos una buena relación, no sola a nivel de negocios, sino también como amigos. 


 

Categoría de 13 i 17 años. Fert Batxillerat

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