El tren del terror

Ágata

Anochecía cuando salí de trabajar. Me dirigía al metro, cuando un ruido me sobresaltó. Miré hacía un callejón próximo y me pareció ver unas sombras ocultándose detrás de unos contenedores. Di un respingo y aceleré el paso.


Dentro de la estación me relajé, me sentía más segura. Cuando llegó el convoy parecía vacío, me extrañó porque siendo hora punta no era algo habitual.


Habían transcurrido un par de estaciones, cuando subió al tren un grupo de personas de aspecto siniestro. Me miraron y sus ojos inyectados en sangre me hicieron estremecer. Estaba asustada, no sabía qué pensar. Ellos me seguían observando con muy malas intenciones. Mi corazón palpitaba fuertemente y parecía que de un momento a otro iba a salir de mi pecho.


Me levanté de mi asiento lentamente y me dirigí en dirección opuesta, hacía la otra parte del vagón, huyendo de aquellos hombres que tanto me intimidaban.  Pero en cuanto me vieron, fueron detrás. Oía sus pasos lentos, percibía como arrastraban sus pies y balanceaban sus cuerpos al unísono, mientras susurraban algo que no entendía.


Intenté abrir la puerta al llegar a la siguiente estación, pero parecía bloqueada.¡Estaba atrapada!


El terror se apoderó de mí. Por un momento recordé a mi familia y amigos y todas las cosas buenas que había vivido hasta entonces. No pensaba con claridad, el miedo me nublaba la razón.


Fue entonces cuando decidí enviar un mensaje a mi mejor amiga pidiéndole ayuda.  Ella me contestó que si no sabía el día que era. ¿Pero qué clase de respuesta era esa? 


No entendía nada. Mientras tanto veía como aquellos sujetos se acercaban peligrosamente. Apenas unos pasos me separaban de aquellos seres de mirada ensangrentada. En un momento me vi acorralada, sin ninguna escapatoria posible. Resignada, empezaba a aceptar mi desdichado destino, cuando uno de ellos de repente se detuvo delante de mí y me dijo: 


- ¿Truco o trato?

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