Lo analógico tiene algo de anciano
Mi madre comenzó a darme codazos. Miré a nuestro alrededor pero no vi ningun anciana, embarazada, bebé o persona que necesitara que cediera mi asiento, y lo descarté como insinuación. Entonces me susurró: "déjale el asiento a la chica". Alcé la vista y vi a una persona ensimismada en un objeto que sujetaba en sus manos. Mi madre siempre me dijo pestes de los que caminan sin mirar porque llevan un móvil en las manos o los que en un restaurante no se hablan por estar concentrados en el artilugio... Así que no entendía por qué debía dejar el asiento a esta chica también absorbida por ese otro elemento. Mi madre no supo explicármelo, imagino que hasta se avergonzó de intentarlo... así que se levantó y cedió su propio sitio a esa chica que leía con voracidad. Parece ser que leer un libro de papel escasea y merece su asiento. Eso me explicó luego. Yo aún no tengo móvil, pero sé que en el metro siempre llevaré un libro, a ver si algún día, en una de esas, me dejan un lugar.