Lecturas prohibidas

BS

-José Luis, eres un pesado. Siempre estás con el mismo tema. Tú y tus dichosas novelas de H.P. Lovecraft.


Caía la tarde en Barcelona mientras Ferran conducía y abroncaba a su compañero de turno.


Llevaban varios años trabajando juntos para la compañía del agua en la Ciudad Condal y casi diariamente acababan chocando por el mismo tema: las novelas de terror.


-Es que no lo entiendes, Ferran; Lovecraft es el Dios del Terror Cósmico. Creó a partir de una mente castigada como la suya un mundo psicodélico y avanzado a su tiempo. Fue un visionario.


-Era raro...


- Como todos los de su época, Ferran.


-Es igual. Centrémonos en el trabajo. Tenemos una urgencia por una fuga de agua que cae en las vías de la Línea 3 de Metro.


 


Ferran verificó la parada exacta en la Tablet de la empresa.


-Parada Jaume I. Al parecer están adecuando la calle y se ha podido producir una rotura por las vibraciones.


 


En el destino les esperaba un operario del Metro que los acompañó hasta el interior del túnel que seguía una trayectoria hacia el sur de la ciudad.


Aunque al inicio la zona más cercana al andén estaba muy iluminada, tuvieron que usar unas linternas de largo alcance.


El silencio, quitando el sonido lejano de la cascada producida por la fuga, era asfixiante.


En ocasiones un golpe de aire caliente golpeaba el rostro de los tres trabajadores, haciendo que tuvieran que entrecerrar los ojos.


-Este sitio sería ideal para los cultistas o incluso un primigenio- dijo José Luis.


-¿Qué?- contestó el operario de Metro.


-No le hagas caso. Es un enfermo de las novelas de terror y desde que descubrió a un autor americano no existe nada más en el mundo.


El trabajador de Metro asintió, no sin antes devolver con una mirada de camaredería a Ferran sobre la suerte que le había caído con su binomio.


Tras recorrer unos 100 metros alcanzaron a comprobar la raíz del problema y de cómo formaba una cascada continua y uniforme a lo largo de la pared.


Procedieron a llenar unos recipientes para su análisis en el laboratorio cuando Ferran se apoyó sobre una superficie viscosa.


 


-Ahh! ¡Qué asco! ¿ Qué es este moco?


- Perdonad, os lo debería haber dicho. En estas fechas, debido a la humedad y temperatura, se forma una película de moho en muchos túneles. Tranquilo, es inofensivo- le dijo a Ferran, tranquilizándolo.


Finalmente se dispusieron a volver sobre sus pasos mientras charlaban acerca del procedimiento que llevarían a cabo para solucionar la avería.


Estaban tan absortos que no se percataron, en la parte intermedia del túnel por donde discurrían los cables de alta tensión, de cómo una especie de tentáculo se enrollaba y recogía sobre sí mismo.


De nuevo un puñetazo de aire. Pero esta vez traía consigo una especie de sonido casi imperceptible. Una voz apagada. Un silbido que erizó la piel de José Luis mientras accedía al primer escalón del andén.


- Cthuuuuuuluuuuuuu......


 


 


 


 

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