Whitie, la gata de la estación

Luna Mar

En estos días, coincidiendo con el aniversario número 100 del Metro, viene a mi memoria un recuerdo especial. Ya han pasado 35 años de esto, y aún sueño con ello. Yo, Luna Mar, era una niña de 12 años, que vivía en un barrio un tanto conflictivo. Mi colegio estaba a muy pocos minutos de mi casa, justo detrás de una estación de metro en obras. Todos los días, al finalizar el colegio, me paraba unos minutos en esa peculiar estacion, imaginando un universo mágico muy variopinto.


Un día, me percaté de un pequeño sendero, dentro de esa misma estación, al que nunca antes le había prestado demasiada atención, pero ese día lo hice. Una pequeña figura blanca inmaculada y majestuosa reposaba en la boca del sendero, mirándome fijamente. Mi curiosidad hizo que me adentrara y acercara a esa preciosa figura. Una vez delante, observo que esa blanca figura es el gato más hermoso que jamás haya visto. Nos miramos a los ojos por unos segundos, y de repente, oigo una vocecilla que dice: Bienvenida, mi nombre es Whitie (Blanquita). Soy la Princesa del sendero, cómo te llamas?. Alucinando de lo que estaba presenciando, huí atemorizada, pensando que quizás me estaba volviendo loca.


Esa noche no pegué ojo. Al día siguiente en clase estaba totalmente desenfocada, pensando en lo ocurrido el día anterior. Mi mejor amiga en la escuela, Carla, me preguntó qué me pasaba. Yo no estaba segura de contarle mi experiencia, temía que se riera de mi o simplemente no me creyera, pero me armé de valor y le expliqué lo que presencié en esa estación. Para mi sorpresa, Carla se mostró comprensiva y curiosa, así que ese día, después de la escuela, decidimos ir a la estación juntas y adentrarnos en el sendero en busca de Whitie. Empezamos a caminar, al principio no vimos nada. Así que decidimos sentarnos en el suelo junto unas piedras y susurramos su nombre....-Whitie!, Whitie!-.... Blanquita!.....de pronto, vemos acercarse una gran bolita blanca y peluda muy majestuosa.....-ahí está!-.....exclamé yo. Whitie, nos miró fijamente y volvió a presentarse. Mi amiga Carla no podía creer lo que estaba viendo, pero sin dudarlo le dijo nuestros nombres.


Desde ese momento la bella gata se convirtió en una nueva amiga, a la que todos los días íbamos a visitar y contarle nuestros temores, alegrías, sueños.....Ella era muy sabia, graciosa y cariñosa. Siempre nos daba buenos consejos y nos motivaba cuando estábamos de bajón. Al llegar el verano, solíamos veranear con nuestras familias en un pueblo costero alejado de nuestro domicilio habitual. Ese verano fue el más largo de nuestra vida ya que no podíamos ir a ver a Whitie. Echábamos de menos su compañía. A la vuelta, ansiosas, volvimos a la peculiar estacion, nos adentrarnos al sendero pero Whitie no respondía nuestra llamada. Temíamos que algo malo hubiera pasado durante el tiempo que estuvimos ausentes. Nuestra desesperación por ver a Whitie hizo que nos adentráramos más en el sendero hasta ver un pequeño lago de aguas transparentes que jamás habíamos visto antes. Curiosas, decidimos sumergir nuestra mano para sentir la pureza del agua. En el reflejo, aparece Whitie y nos dice: -Queridas amigas, ésta es la última vez que nos veremos, al menos de momento. Tengo que partir a otra dimensión a la cual vosotras aún no tenéis cabida. Quizás en un futuro lejano nos volveremos a ver. Os pido por favor que seáis felices, perseguid vuestros sueños y nunca permitáis que nadie os subestime. Sed buenas y haced siempre el bien. Os amo!-

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