Próxima parada, Sant Andreu.

ATELOB

Salgo de casa, rápido, deprisa, sin tiempo para darme cuenta de que la vida pasa a mi alrededor, este día para mi es una excepción, me siento como todas esas personas fuera de mi querido barrio, Sant Andreu, en el que todos somos familia, nos ayudamos, nos sonreímos y nos miramos, sobretodo, nos miramos a los ojos y en ese entonces nos deseamos con esa mirada, un feliz y bonito día y hasta la próxima. En este barrio, todo es distinto, todo va a su debido tiempo, todo es como debería ser. Aquel día no me dió tiempo de saludar a mis preciados amigos del mercado, bueno, después me paso. Llego al metro, L1 Sant Andreu, todo cambia, en ese momento, entro en la realidad monótona de la vida que nos exigen vivir, paso mi T-mobilitat por el sensor de la máquina, se abren las puertas, entro al metro y bajo por las escaleras, aún ahí, por suerte, sigue habiendo alguien que me sonríe con un buenos días en la cara, pero definitivamente todo se termina al entrar en el vagón del tren del metro L1 Sant Andreu, dirección Hospital de Bellvitge, ese vagón me lleva a otro mundo paralelo, en el que cada una de las personas es una unidad y no una comunidad, todos mirando sus pantallas, sin ver pasar la vida a su alrededor, desperdiciando cada minuto de su vida en ese vagón. Hoy me siento como cada uno de ellos, pero aún y teniendo prisa con la vida, paro, pienso, asimilo que esa no es mi forma de vivir y respiro. En ese momento empiezo a sentirme bien conmigo misma, a sentir mi vida recorrer mi cuerpo, a quererme y a quererlos, a ellos, a todas esas persona en ese vagón que no saben disfrutar de la vida ni de la gente de su alrededor, que se ponen sus auriculares, cogen su móvil, se sumergen en su ficticia felicidad, o no, y dejan la vida pasar. Intento cruzar una mirada, por fin encuentro alguien despierto en esta pesadilla, me mira, le miro y sonrío, me devuelve sorprendido mi mirada y con ella una sonrisa de felicidad al ver que hay alguien que ,sin conocerlo siquiera, le desea un feliz y bonito día en esta vida que nos obligan a no observar. Y esa persona, hoy empieza el día con un poco más de alegría de lo habitual, alguien no le ha pasado por alto, alguien simplemente, pero a la vez tan maravilloso, le ha ofrecido una fugaz sonrisa de buenos días, pero esa sonrisa quizás le dará fuerzas para hacer su día, en ese momento tiene una anécdota maravillosa con la que quizás, pueda superar las dificultades que la vida le hace pasar. Y seguramente jamás lo vuelva a ver, pero y qué, no se trata de conocer todo el tiempo, se trata de hacernos la vida más amena entre nosotros, suficiente tenemos con que la vida nos ponga a prueba cada día con dificultades que tenemos que sobrellevar y superar. ¿Porqué no ayudarnos entre nosotros? Esta sociendad debería coger cada día su transporte público de la TMB, e intentar brillar y hacer brillar a los demás. No es fácil, pero qué grande sería la vida si nos dedicáramos más a ayudar, querer, sentir, engrandecer..., qué grande sería la vida si en vez de ponernos trabas los unos a los otros, hicieramos de nuestra unidad, una comunidad, y así hacer de esta vida, que parece ser tan dificultosa, un vida más fácil de llevar. L1 Universitat, es mi parada, bajo del vagón, me empujan, no me saben ver, paso las puertas del metro, salgo de él, respiro ese aire turbio de la ciudad y me adentro a seguir un día más en esta absurda realidad.


 


 

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