Ausentes

Río de historias

Podría haber ocurrido un flechazo. Era hora punta. Un cruce de miradas de esas que van directas al corazón. El vacío entre pasajeros era mínimo. Unos iris encontrándose,  transparentes y llenos de vida que explican una historia sin hablar. El aire que se podía respirar dentro de ese vagón tenía dificultad por fluir. Una conexión especial. La línea roja dirección fondo parecía no tener fin. Dos almas, dos cuerpos. Subían más pasajeros de los que se bajaban. Una enfrente de otra. El sonido de las puertas al cerrar parecía despertar algún que otro despistado. Podían haber experimentado el escalofrío fruto de la sensibilidad de su piel a través del roce de sus manos mientras se agarraban por no caer. Los diferentes olores se mezclaban al compás del movimiento del vagón. Quizás hubieran experimentado como sonaba su sonrisa al unísono.  Pasajeros sentados, absortos, sin percatarse de aquellos que más necesitan descansar. Podían haberse dado cuenta de la presencia del otro si no fuera porque esos dos ojos no miraban al frente, sino al aparato tecnológico que guiaban con sus dedos. El vagón en sí parecía vacío de sentir.  


Almas ausentes absorbidas dentro de una pantalla, ignoradas  por descubrir el mundo que les rodea. 

Te ha gustado? Puedes compartirlo!