Otro día de invierno

la viejoven

Aquella mañana desperté temprano, era invierno. No ubicaba el día exacto, ya que llevaba unas semanas de baja laboral por la cadera.


Recordé el accidente mientras me frotaba la cicatriz.


Me encanta esquiar, soy excepcional, pero un día en la Masella, un crío se cruzó a toda velocidad y me asusté tanto que hice un movimiento brusco y caí lateralizada. Me golpeé con un tronco, sigo preguntándome qué carajo hacía un tronco ahí. Noté un ¡crack! y lo siguiente que recuerdo es un dolor insufrible en lado izquierdo y los paramédicos rodeándome .


Cuando volví en mí me puse de pie y fui a prepararme el desayuno. Café y unas tostadas con mantequilla y azúcar, como las preparaba mi padre, cuando era algo más pequeña.


Disfruté de cada mordisco. Con el tiempo he aprendido a disfrutar de cada momento.


Al acabar fui a lavar los platos y de caminó escuche una alarma. La hora de la telenovela.


¡¡ya son las cuatro!!


Había estado en trance pensando en el accidente y regocijándome con las tostadas durante más tiempo de lo imaginado, pero no era la primera vez que me pasaba...


Cuándo estaba acabando el episodio, escuché cómo tocaban el timbre y seguidamente abrían la puerta. Era mi hermana, siempre a la misma hora.


La vi aparecer por el salón, tan elegante como siempre, ese abrigo beige que le sentaba divino.


No pude evitar sonreír.


-Hola ,Clara.


-Hola, discúlpame por la hora, pero tengo a la niña mala... ¿Cómo has pasado la mañana?, ya veo que no te has duchado...


-Bien, bien me dolía un poco la cadera al despertar pero sin novedades.


¿Cómo ha estado el episodio de hoy? ¿Algo que destacar?


Divagué unos segundos antes de contestar, reconozco que no había prestado mucha atención a la serie...


-Pues... ya sabes, como siempre, más de lo mismo, peleas, adulterios...entretenimiento digno de personas con demasiado tiempo libre, como yo desde que estoy de baja.


-Ah si, de baja. Claro... Charito, es hora de arreglar ese pelo, ¿no crees?


En ese momento caí en que no me había peinado en todo el día. ¡qué vergüenza!. Clara llevaba el cabello recogido en un moño majestuoso y yo a saber las pintas que llevaría...


-¿Quieres que te haga un moño como el mío?


-Me encantaría, cariño.


-Perfecto, pues... si te parece ,vamos al baño y así no llenamos el salón de pelos.


Mi hermana me ayudó a ponerme en pie. Hacía horas que estaba postada en esa butaca con este frío glacial que no me ayudaba a que la cadera diese de si y pudiese moverme por mi misma. Además de que no era favorable para la recuperación. Cojeé durante varios pasos, pero después pude continuar con mi marcha inestable a la par que segura.


Llegamos al baño y me senté inconscientemente en la taza del váter a descansar.


-Pero Charito, ahí no voy a poder arreglarte nada, ¿puedes aguantar unos minutos de pie?


Me levanté sin responder mientras ella hacía el amago de ayudarme. Me puse frente al espejo.


En ese instante, Clara encendió la luz tras de mi. En cuestión de milésimas de segundo, apareció una mujer mayor, en pijama, con la mirada perdida, las facciones tristes, el pelo alborotado y llena de arrugas


Me asusté tanto al verla que di un paso hacia atrás sin echarle cuentas a mi cadera con la suerte de tener a la espalda a... ¿Clara?


-Mamá, esa mujer eres tú, no te asustes...estamos en 2024,¿recuerdas? soy tu hija Sara...


Noté el gusto salado de mis lágrimas en los labios. Cerré los ojos y los apreté con fuerza...


Me desperté temprano. Era otra mañana de invierno...


 

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