Años de historias

Akira

Cien años dan para mucho y un siglo, siendo el mismo tiempo, suena mucho más distante. 


Este es el lapso exacto que ha transcurrido desde que se inauguró la revolución del transporte público en Barcelona. 


Fue tan esperada su llegada que, incluso, un cardenal bendijo la inauguración del Gran Metro, en aquel diciembre de 1924. Con grandes cambios sociales, políticos, científicos y económicos, la ciudad empezó a modernizarse a pasos agigantados para acoger la Exposición Internacional.


Todo se veía en otro tono, sin color, a blanco y negro.


Testigo de reencuentros y despedidas, ha visto estaciones empapeladas con nostálgicos anuncios modernistas que, con el tiempo, desaparecieron para adaptarse a la sociedad.


En aquella época todo era distinto; la gente podía conectar entre miradas y no por pantallas. El tiempo ha cambiado, pero el metro continúa conectándonos bajo tierra. Hemos dejado estaciones por el camino y vagones escondidos en rincones para dar paso a nuevas generaciones.


Repleto de primeras veces, cruzando vidas a su antojo, pocos somos los que hoy en día disfrutamos de este maravilloso transporte con un buen libro en la mano. Ahora, se ven vídeos de apenas segundos para alimentar la dopamina del momento o saciar el rato entre parada y parada.


Guardián de secretos de millones de personas, ha escuchado suficientes leyendas de amor, guerra y rebelión como para escribir más de una trilogía.


Como un laberinto en el subsuelo, refugio de abundantes animales y al servicio de muchos transeúntes, siempre nos observará con el respeto de hacernos llegar a nuestros hogares.

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