Pensamientos
¡Hola! Hoy te voy a contar la historia de una persona muy peculiar. Se trata de Víctor, un hombre de 40 años.
Él trabajaba en una oficina, la cual no le gustaba mucho, en parte por eso siempre estaba enfadado. Su sueño era ser escritor, su idea cambió al ver que a la gente no le gustaba su primer libro. Víctor siempre tenía que coger el metro para ir y volver del trabajo, hasta que un día que salía muy tarde de la oficina, se quedó dormido en uno de los asientos del transporte. Éste le llevó hasta la última parada, una medio abandonada, que nadie visitaba desde hacía tiempo.
-¿Ya hemos llegado? -se preguntó, medio dormido. Después de unos segundos, se dio cuenta de que esa no era su parada- No me suena este sitio... Seguro que estoy en la otra punta de la ciudad. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?-refunfuñó.
-¡Hola! Hacía tiempo que no venia nadie por aquí -dijo una voz de niña procedente de fuera del vagón.
-¿Quién eres?-preguntó Víctor un poco asustado.
-Tranquilo, no tengas miedo, me llamo Mia y solo soy un pensamiento -dijo la niña entrando en el metro. Al verla, Víctor se fijó en que no era una persona, más bien parecía un destello de luz con forma humana.
-Perdón, pero no entiendo nada -le contestó.
-Es difícil de explicar... Sígueme y lo entenderás -dijo el destello y salió corriendo.
Víctor le siguió hasta fuera y se quedó sorprendido al ver lo que había. Un montón de seres parecidos a Mia revoloteaban por la estación.
-Todos nosotros somos pensamientos y buenas ideas que han tenido algunas personas en este metro -explicó Mia- Antiguamente nos paseábamos por los vagones para estar con los pasajeros, pero cuando nos veían se asustaban, pensando que éramos fantasmas -continuó- Poco a poco nos fuimos escondiendo, hasta llegar aquí.
-Ya entiendo...- contestó Víctor.
Cuando todos se callaron, sonaron los verdaderos pensamientos de las personas. En ese momento, Víctor cambió su forma de ver la vida, si algunas personas habían conseguido perseguir sus sueños, él también podría. Así que se despidió de todos y se fue a casa para empezar a escribir su libro. Después de unos meses, lo acabó y lo publicó. Tuvo tanto éxito que hasta dejó de trabajar en la oficina para dedicarse a lo que más le gusta, escribir.
Casi cada día alguien le decía algo parecido a: "No parecen escritos por la misma persona, tu primer libro y éste. ¡Enhorabuena, me ha encantado!". Cada vez que escuchaba esos comentarios pensaba en Mia y en todos los pensamientos del metro.
Poco a poco, Víctor fue contando a sus familiares y amigos todo lo que había vivido en el metro, y consiguieron que los pensamientos pudieran estar en el metro con nosotros. Todavía tienen miedo, así que no se dejan ver, si les caes bien a lo mejor escuchas alguno de los pensamientos.
Hasta aquí esta historia espero que te haya gustado.
Categoría de 8 a 12 años. Rambleta del Clot