Dominó en ruedas
Ambiente clásico de metro. Pocas voces, caras inexpresivas. Un año atrás, las mascarillas disfrazaban los rostros mudos; ahora, se (re)confirman a simple vista.
Dos personas rompen ese ambiente tibetano al charlar con efusividad. Destacan entre las sardinas; una de ella, muy risueña. Su charla gira en torno a un encuentro de amigas de adolescencia, de la cual ambas estuvieron presentes. Se decían varias bromas geográficas, de esas en las que tuviste que estar allí para entenderlas.
Una efervescente risa es desencadenada por una de ellas. Ríe contagiosa y dulcemente durante unos diez segundos; su amiga se sonroja por el escándalo súbito. La emula un hombre a menos de un metro que, aunque mira en dirección al suelo, genuinamente ríe.
Y así, la risoterapia se desata: de tres en tres, el metro se une al gozo colectivo. Las sardinas se desenlatan.