El viaje
Hoy era un día muy especial. Ada, una niña de 11 años, iba a subir por primera vez un tranvía. Ella, cuando ya era la hora de irse, le dijo adiós a sus padres y sus padres le dijeron adiós.Ada ya estaba a la calle, a punto de llegar a su parada. Cuando llegó a su parada se sentó a esperar a que viniese el tranvía. Cuando llego el tranvía, Ada subió rápido y se fue a sentar.Ada estaba emocionada, pero también estaba un poco asustada mientras el tranvía comenzaba a moverse.Miraba por la ventana y veía la ciudad pasar a gran velocidad. De repente, se acordó de que había olvidado ponerse su mascarilla.Mientras el tranvía se detenía en las estaciones, Ada se daba cuenta de que había muchas personas en él. Algunos parecían tener una gran prisa, otros parecían estar relajados. Ada empezó a sentirse un poco incómoda, pero trató de concentrarse en su objetivo final:llegar a su destino.Finalmente, el tranvía llego a su parada y Ada bajó, sintiendo un gran alivio al salir del tranvía. Miró a su alrededor tratando de orientarse, pero se dio cuanta de que estaba un poco perdida y no sabía muy bien hacia donde debía de ir.Se detuvo un momento para pensar, pero el ruido de la gente y los cotxes la desconcentraba y le dificultaba concentrarse.Decidió preguntar a alguien que pareciera amable, pero al principio le costó encontrar a alguien dispuesto a ayudarla.
Encontró a una señora que parecía tener prisa, pero al verla sola, se detuvo y la escucho. La señora le explicó con detalle cómo llegar a su destino y Ada se lo agradeció con una sonrisa.
Siguió las indicaciones de la señora y finalmente llego a su destino.
Allí la esperaba su tía, a quien no veía desde hacía mucho tiempo, y que la recibió con un gran abrazo.Ada se sintió muy emocionada por volver a ver a su tía, y juntas pasaron una tarde inolvidable.Cuando llegó la hora de regresar a casa, Ada se sentía más segura de sí misma. Ya no le daba tanto miedo ir en metro, y se sentía más confiada al hablar con extraños y pedir ayuda si lo necesitaba.
Cuando llegó a su casa, sus padres la recibieron con los brazos abiertos, preguntándole emocionados cómo había sido su experiencia en el metro y si lo había disfrutado mucho.Ada sonrió y les contó todo lo que había vivido, desde el miedo inicial hasta la emoción de conocer a su tía y pasar una tarde divertida.Los días siguientes, Ada no dejaba de pensar en su aventura en el metro.Cada vez que pasaba por la estación, recordaba su primera vez que subió al metro por primera vez.Ada decidió seguir explorando el mundo y enfrentando nuevos desafíos, incluso si eso significaba sentir un poco de miedo o incomodidad al principio.
Con el tiempo, Ada descubrió que ir en metro le gustaba mucho, así que sus padres y ella decidieron ir a celebrar en un restaurante, Ada se fue con el metro y sus padres se fueron con cotxe hacia el restaurante.
Los padres llegaron a su destino y se sentaron en su mesa a esperar a Ada, mientras que a Ada le faltaba una parada para bajar.
Ada, cuando llegó su parada, bajó y miró a su alrededor hasta que caminó un poco y vio a sus padres, y comenzaron a hablar un poco y a comer.
Cuando acabaron de comer, le dieron la cuenta, pagaron y se fueron al cotxe hasta llegar a su casa.
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