Urquinaona, un lugar especial

Alexia

En una cálida tarde de verano, Nico fue acogido en un orfanato debido al fallecimiento de sus padres en un accidente de coche. Él era tan solo un bebé. Cuando Nico cumplió seis años le organizaron una pequeña fiesta con el resto de niños y, al soplar las velas, le dijeron que pidiera un deseo. El muchacho no pidió un deseo cualquiera, anhelaba tener a alguien con quien poder compartir sus ideas, emociones y experiencias…


Justo entonces fue cuando apareció aquella niña que logró nublarle la vista al menos durante cinco segundos. Sus rizos de oro destacaban entre cualquier otro pelo y, ahí fue cuando Nico supo que sus padres, desde el cielo, le habían concedido su mayor deseo.


Paula y Nico pasaban las semanas encerrados en su habitación contando historias de miedo, jugando y leyendo. Eran la envidia de todo el centro. Llegaron incluso a regalarse un anillo de caramelo, ya que prometieron no separar sus caminos jamás y quererse eternamente. Sin embargo, una mañana cualquiera Paula fue adoptada por una familia encantadora y tuvo que marcharse sin prácticamente despedirse… El corazoncito de Nico quedó hecho pedazos en tan solo un instante.


Veinte años después Nico se encontraba trabajando para el Metro de Barcelona. Se encargaba de atender a los cliente que quisieran renovar su tarjeta. Había logrado encontrar un puesto de trabajo que le gustaba, aunque sus amigos pensaban que era un tanto aburrido…


Un once de julio, cuatro días antes de su cumpleaños, Nico iba de camino a la estación sin ninguna motivación; no le gustaban los días en los que el viento soplaba de aquella manera. Tenía cita para renovar el carnet de una joven muchacha llamada Paula. Cuando ella entró a la sala, Nico quedó en silencio por dos segundos, ya que no podía creer lo que estaba viendo ante sus ojos, pues se trataba de la chica de sus sueños. Ella tampoco tardó demasiado en darse cuenta de quién era el joven que la estaba atendiendo. “Sigue siendo igual de preciosa desde la última vez que la vi”, pensó él. “Jamás había anhelado tanto algo como este momento”, pensó ella. Así, se abrazaron. Pasaron el resto de la tarde charlando hasta que llegó la hora de cerrar el servicio de atención al cliente y Paula tuvo que irse. Intercambiaron sus números de teléfono y prometieron verse de nuevo.


Pasados los días, Nico no obtuvo ninguna señal de vida de Paula. En parte estaba disgustado ya que aquel encuentro había sido mágico para él. Finalmente llegó el día de su cumpleaños y recordó que al intercambiarse los teléfonos, Paula le dijo la dirección de su pequeño pero acogedor apartamento.


Se dirigió hacia su destino y cuando llegó se encontró con la puerta medio abierta. Entró temiendo lo peor y finalmente vio al amor de su vida en el suelo sin vida. Antes de ser capaz de reaccionar ante la situación vio un pequeño sobre al borde de la mesa. Lo abrió y apenas pudo comenzar a leerla:


“Querido Nico:


Siento de todo corazón que te encuentres ante esta situación pero es algo que debí hacer hace mucho tiempo… Espero y deseo que algún día llegues a leer esto. Jamás olvidaré todo lo que me enseñaste siendo tan solo niños y es por ello que sé que, ni en esta, ni en otra vida amaré a nadie de la manera en la que te amaré a ti eternamente”.


Tras leer esto rompió a llorar y en ese mismo instante supo que acababa de perder aquello que siempre deseó volver a tener. De todas maneras, cada vez que pasara por la estación de Urquinaona se acordaría de aquellos rizos de oro.

Categoria de 13 a 17 anys. Fert Batxillerat

T'ha agradat? Pots compartir-lo!