UNA VIDA DE PAPEL

juanes

Había vadeado caudalosos ríos, se había enfrentado a peligrosas tribus caníbales, había atravesado espesas selvas, había escapado de feroces bestias y ahora su anhelado objetivo se encontraba muy, muy cerca.


Juan levantó la cabeza cuando oyó por los altavoces del metro : " Plaça Catalunya ". Cerró apresuradamente el libro y bajó con celeridad en el momento en que se abrieron las puertas del vagón. Dió unos pasos buscando la salida y sonrió. Sabía que en pocas horas volvería a subirse al suburbano y, lo que es más importante, descubriría el fabuloso tesoro perdido de los incas.

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