ELLA
Habían pasado tantos días, minutos, segundos y horas.
Ella había sido MI VIDA en mayúsculas, la protagonista femenina indiscutible de mi película, mi maja desnuda, mi Venus de Milo, mi luz y mi sentido.
Nos recordé bailando canciones, pegados con Loctite, en playas desiertas, mientras nos contemplaba la luna llena, cantando poesías hechas canciones, riendo, llorando, soñando…
A su lado constaté que las maravillas del mundo habían dejado de ser impares, que lo que más llena y lo que más aporta tiene colgada la etiqueta, como las cervezas sin alcohol, de 0,0%: sus besos, abrazos, sonrisas y caricias.
Visualicécuando la conocí, sentados en el metro, nos miramos y nuestra sonrisa fue como el Cola Cao, instantánea. Bajamos en la misma parada, en Hospital Clínic, y ambos coincidimos en el Banc de Sang para donar sangre. Así nació todo, esa fue nuestra estación TMB de partida. Ahora nuestro aniversario lo celebramos así, yendo juntos a esa parada de metro y donando sangre, recordando aquel instante.
Comprendí que cuando dos personas se aman permanecer en silencio es mucho más que no hablar, y que las miradas tienen un lenguaje propio.
-¿Te trató bien la vida, Lidia? Han pasado demasiados capítulos desde la última vez que supe de ti.
-Digamos que alguien manipuló el nivel de dificultad de mi vida, y en vez de nivel principiante lo puso en dificultad extrema. ¿Te acordaste de mi alguna vez?
-Cada vez que pestañeaba pensaba en ti, nunca me acordé de olvidarte, ni siquiera lo intenté. Recordar es fácil para quien tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón.