El último vagón ����
El último vagón ����
"Me enamoré", expresó el chico tímido que yacía sentado en uno de los asientos del vagón.
Érase una tarde donde los colores destellantes de la primavera esperaban ansiosos el roce de los cálidos rayos de luz que emanaban de aquel ardiente y magnificente astro de la mañana y donde aquel chico abordaba tranquilamente el último tren. Era un largo camino por recorrer, un destino incierto por haber pero con muchas ansias de llegar, aún así, sin saber aquello que llegaría, aquello que despertaría , aquello que lo haría estremecer. Su corazón palpitaba al compás de aquella melodía dulce y tranquila que escuchaba, mientras por aquel cristal melancólico miraba las olas de aquel vasto azul mar. La noche tiernamente llegaba y en aquella estación donde prontamente se acercaba aquel tren , el último tren de aquel encantador lugar, desesperadamente una hermosa chica se acercaba para tomar aquel tren que por poco la dejaba. Su corazón velozmente palpitaba y de un salto aquel vagón cogió, el último vagón, al ver que un rostro se asomaba, el rostro de aquel chico que viajaba, sonrió y lentamente se sentó. Aquella chica cuenta no se dio de que aquel chico la miraba, mas a él el rostro se le iluminaba al ver a tan hermosa dama.
Mientras ambos aquel trayecto recorrían, una sonrisa en sus rostros aparecía y cada uno en sus mentes imaginaba cuán dulce destino les esperaba. Siendo los dos únicos en aquel vagón, la chica impaciente preguntó: ¿Sabes a dónde va el tren? Por la prisa que traía no sé si fue el correcto que abordé.
-Mmm, creo que a Barcelona llegará y ahí se quedará -replicó.
-Menos mal -susurró ella- Tengo poco tiempo de estar aquí y de las correspondencias no me persuadí. Menos mal tú estás aquí.
El chico, tímido, sonreía sin saber que aquella efímera conversación pronto acabaría.
-Con todo gusto te señalo la estación, solo dime a dónde vas y cuando estemos por llegar yo te digo dónde tienes que bajar - le dijo él.
Mientras aquel camino atravesaban, los dos juntos estaban. Así cada uno expresaba lo que más les agradaba. Entre tanto, al recorrer aquel destino, algo en ellos les angustiaba; sabían que pronto su trayecto llegaba y con un adiós ahí se terminaría aquella dulce y cálida conversación.
Sabían que aquella conexión que había tenido podría permanecer o desvanecerse con el paso del tiempo. ¿Fue coincidencia aquel encuentro? Será que se reencontrarán en aquella ciudad, Barcelona, donde muchas historias pueden escribirse, muchos amores por descubrirse y algún destino por forjarse en aquel tren que recorre a tiempo o destiempo, con pasajeros soñolientos o ansiosos por el trayecto que cada uno de los TMB recorren por esta ciudad, la ciudad que muchos desean recordar; cómo aquella pareja que viajaba en aquel vagón, el último vagón de aquel tren.
Fue tan dulce aquel encuentro de aquellos jóvenes enamorados. Un encuentro que quedará grabado en aquel destino, el destino que ambos añoran tener; un encuentro que marque su corazón, así como a ellos les marcó y que aún así siempre recordarán, sabiendo que algo con ellos sucederá.