Lola
Lola parece un poco rara.Una chica de 20 años debería ser menos sucia y mucho más organizada, debería tener planes para la vida, estudiar o trabajar o, al menos, salir de fiesta con las amigas. Pero Lola no hace nada de esto. Cada mañana Lola coge el autobús V15 a la Barceloneta, lee cómics en el autobús, va a la playa para mirar al horizonte y vuelve en V 15 a A. Tibidabo leyendo un cómic. Siempre sola.
Cuando llueve toma el metro y anda en círculos desde la mañana hasta la noche. Siempre con un cómic. Lola parece extraña, pero en realidad está en una profunda depresión. Ha perdido a su novio en accidente de coche y ahora quiere conducir , pero está muy distraída en la carretera. Solo en el bus o el metro detiene sus ataques de pánico. La gente la ayuda a relajarse y sentirse parte del grupo. En casa se siente sola y no puede parar de llorar, no puede cuidar de sí misma, no se lava los manos después de hacer pipí, no se ducha o se cepilla el pelo. Los viajes en transporte público por Barcelona mantienen sus días organizados y le dan energía para vivir.
Un día sucedió algo hermoso. En Rodalies de Catalunya un niño con 2 grandes perros empezó a hablar con Lola. Por primera vez en muchos meses, Lola dejó el cómic y habló con un niño. El perro grande del niño se puso de pie, apoyó la cabeza en las piernas de Lola y comenzó a lamerle los brazos de Lola. Lola sintió el alivio que estaba esperando.
Al día siguiente, Lola fue a un refugio para perros en vez de a la playa. Quería encontrar un animal como mascota. El niño con un perro en Rodalies de Catalunya cambió su vida. Comenzó una nueva página de la vida de Lola.