No te imaginas
Sé que aún no te imaginas todo lo que podríamos vivir juntos, cómo podríamos redescubrir el mundo confiando el uno en el otro, de la mano, esa mano tan oscura y fuerte que sujeta ahora el móvil con aparente ligereza.
Ni se te pasa por la cabeza cómo podría llegar a mejorar tu mundo, incluso ese espacio virtual que manejas entre tus dedos. Tú todavía no sabes que te instalaría las mejores aplicaciones. Las que apenas nadie conoce y yo domino a la perfección. Que son tan útiles para desplazarte por la ciudad, para encontrar el mejor transporte, la mejor biblioteca pública, sin utilizar los buscadores convencionales. No te has esforzado en pensar en todo lo que podría enseñarte. Las mejores cervecerías cerca del mar a las que iríamos seguramente antes del anochecer, con el reflejo de las últimas luces sobre el agua tranquila. Aún no sabes que comeríamos los mejores mejillones de la Barceloneta. Que madrugaríamos para tumbarnos en la arena. Que nos mojaríamos en el océano templado después del alba y recogeríamos nuestras cosas antes de la llegada de los primeros bañistas.
Si simplemente alzases la vista y cruzases tu mirada con la mía, podrías empezar a sospechar todo eso que tengo para ti, para los dos. Pero mantienes tu atención en el teléfono, buceas arriba y abajo sin demasiado interés, cambias alternativamente de pantalla sin que pueda detectar una dilatación sustancial de tus pupilas.
Y cuando llegamos a Verdaguer te levantas de golpe, con un giro que te hace levantar los talones del suelo en un artístico “relevé”, sin reparar aparentemente en nada más que en la apertura y el sonido rítmico de la puerta del vagón anunciando el cierre inminente. Saltas al andén y de nuevo siento que está todo perdido. Las aplicaciones, los mejillones, las cervezas, los paseos por la playa.
Me abruma como cada día la sensación de desesperación y el desánimo. Y, sin embargo, sé que te seguiré esperando mañana, pasado, eterna y regularmente hasta que cualquier obstáculo imprevisto, cualquier novedad, cambie tu recorrido o quizá te permita renunciar a la autarquía digital y entonces sí, definitivamente, sellemos esta relación intermitente.