La gran final

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Óscar se sentía nervioso, faltaba sólo 5 minutos para el comienzo de la gran final. El juego de localización estaba de moda en las principales ciudades de Europa.


El juego era sencillo, con sólo tres pistas, había que localizar y fotografiar 3 elementos urbanos en el menor tiempo posible. Una vez enviada la foto correcta al WhatsApp de la organización, ésta lo comprobaba y remitía los datos de la segunda pista y así hasta la tercera.


El primer concursante que enviara las 3 fotos correctas ganaría. El premio no era importante, pero la proyección y el saberse ganador no tenía precio.


Existía una condición sobre movilidad, instaurada recientemente, en base a problemas habidos en otras ciudades: no podían utilizarse motos ni patinetes eléctricos en los desplazamientos.


A las 10 de la mañana los cien móviles de los finalistas sonaron al unísono, se encontraban repartidos por toda la ciudad.


Óscar se encontraba hábilmente situado en el hall de la entrada a la línea 1 de metro en plaza Cataluña. Punto estratégico de la ciudad con dos líneas principales a su alcance y cobertura inmejorable.


1ª Pista: “Este mascarón de proa no está en un barco, pero lo conoce todo un barrio“.


La búsqueda empezó, descartó lugares inaccesibles como museos o lugares privados. Internet volaba en su móvil. El barrio debía ser marinero y efectivamente lo localizó en La Barceloneta, en la fachada de acceso a la calle Andrea Doria, era la figura chamuscada de un indio iroqués que formó parte de un bergantín que se quemó en el puerto de Barcelona en el siglo XIX.


Se movió rápido salió corriendo hacia la parada de metro L4 de Pl. Urquinaona, dirección La Pau, bajó en la parada de La Barceloneta, corrió 5 minutos e hizo la foto. Otros habían llegado antes, pero no se desmotivó.


2ª Pista: “Un ser mitológico toca un instrumento dentro de una manzana“.


En La Barceloneta, Óscar se preguntaba qué podía ser y dónde estaba. Indagó por la red. Los instrumentos eran variados: liras, tambores, flautas, etc. No encontró ninguno que pudiera estar dentro de la fruta, a no ser que fuera una manzana de edificios típica del ensanche.


Sí, eso era, su búsqueda le llevó al interior de una en la calle del Rosselló, donde había un monolito dedicado al poeta barcelonés Joan Brossa con el relieve de un fauno tocando una flauta, obra en recuerdo de una de sus litografías.


Voló de nuevo a la estación de metro y de allí a la estación de P. de Gracia, donde enlazó con la L3 que le llevó a la estación de Diagonal, una carrera de 4 minutos y ya tenía la foto del fauno. Era correcta, al instante tenía los datos de la tercera pista.


3ª Pista: “En una mandorla circular un hombre y una mujer sujetan una antorcha en la fachada de un edificio construido sobre un antiguo y desaparecido hotel de la ciudad“.


El pulso se le aceleró, no podía tener tanta suerte, había visto muchas veces la fachada del banco donde trabajaba su padre con ese elemento decorativo, mientras esperaba a que saliera para ir juntos a casa. Era el nº 10 de la Pl. Catalunya.


Consultó la página de Ibus para ver cuando pasaba el próximo bus 67 en la parada de Balmes / Rosselló, en 2 minutos le respondió, corrió con todas sus fuerzas y lo alcanzó, estaba a punto de cerrar sus puertas.


En unos minutos estaba enfrente del edificio. Hizo la foto y la mandó. De inmediato le llegó un sticker con una copa de vencedor dentro de una corona de laurel.


Óscar ganó el concurso de su ciudad, era rápido, sabía moverse y la suerte se alió con él.

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