Esclava delira en la L1
No sabía si estaba muerta o viva. Podría estar en uno de los círculos infernales de Dante, pero alguien tocó una campanita que la devolvió a la realidad. Era Esclava, una de las indigentes de Plaça Catalunya que acababa de subir al vagón de la L1. Con el vibrar de mi campana atrapo el tiempo y lo derivo a otro compartimento más digno, aunque este no está tan mal, por lo menos tiene calefacción. Los pasajeros levantaron la mirada de los móviles y algunos negaron con la cabeza, otros aplaudieron el improvisado soneto. Todo son opiniones según Marco Aurelio, continuó Esclava, pero todos habéis olvidado que esta noche moriremos. Señaló el letrero rojizo luminoso que indicaba la salida por la derecha. Esta es la salida del paraíso, al llegar a la última estación deberemos abandonarlo. Algunos niños empezaron a llorar, ¡lloran porque por primera vez han oído algo honesto! Aportó una señora con una gruesa bolsa blanca de ropajes. ¡No quiero que lloréis, os propongo una redención! Siempre hay una salida, por loca que parezca, desde los vericuetos de la pasión. ¡El cierre de puertas va a suceder y todavía no sé si mi familia me quiere! Ladró Enriqueta, se rasgaba la ropa y lloraba. No te preocupes, dijo Lady Elizabeth, parece que en el Parnaso hace buen tiempo, y sus estratosféricas y puntiagudas uñas color carmesí acariciaron el cuello de su bichón maltés, Nenis, que miraba desaforada, expugnada de sí misma como una deidad penitente o una alondra ausente. Puedo ser tu antídoto esta noche, gritó Gaga en la radio, chilla como si murieras. Una voz constipada anunció entre toses: próxima parada, Inferno. ¡Dios mío, ya llegamos! Anunció Enriqueta dando patadas a su bolsa. Algunos comenzaron a chillar y una funcionaria llamada Sofía espetó: esto parece una película de Almodóvar. A ver, comenzó una religiosa aferrándose a su medalla colgante: ¿cuál es el quid del asunto? Porque parece que estamos divagando en una filosofía absurda. De repente se hizo la luz y llegaron a plaça Catalunya, no al infierno. ¿Veis? Dijo Esclava al público, yo solo quería ser escuchada.