LAS EDADES DEL HOMBRE
En algún lugar he visto la efemérides del centenario del metro en Barcelona y, no lo he podido evitar, me he emocionado. Mi memoria ha hecho marcha atrás, más de 65 años, y he recordado al chavalín que con sus padres subía al vagón para ir a Plaza Cataluña y recorrer las Ramblas, al joven que bajaba a los andenes huyendo de las cargas de la policía franquista o al adulto que, esta vez con su esposa e hija pequeña, lo usaba para ir a un cine céntrico - ya desaparecido - a ver la saga fílmica de Harry Potter.
Ahora, una persona con una salud delicada y a punto de cumplir los 70, encara la mal llamada " tercera edad " y deja escapar unas lágrimas - siempre he sido un incorregible sentimental - y como al protagonista de " Cinema Paradiso " le pasan febrilmente por la pantalla de su mente las mejores escenas de su vida y, en muchas de éllas, el metro había tenido un papel fundamental.