REUNIONES, NOTAS Y NÚMEROS
La huelga de taxistas me pilla sin ninguna opción más que el metro. ¡Grrrh… Un día idóneo para ponerse en huelga! Y la reunión con el gerente en 45 minutos al otro lado de la ciudad… Sí que empezamos bien el día.
A ver…pero si estoy tocando la pantalla… ¡¿por qué no van los botones…?! Nunca me acuerdode cómo funciona esta maldita máquina, ¡ni siquiera el billete que tengo que comprar! “Casual”, “usual”, “¿single?”, ¿en pareja quizás...? No sé, qué sé yo… a ver… pero ¿esto qué es? ¡¡¡Ayudaaaaa!!! por favoooor!!! Es igual, no hay tiempo, ¡ahí va…!¡ el primero que salga!
Por milímetros no me como la barrera por apurar el marcaje. Troto por las escaleras deslizando las suelas sobre los peldaños y me abalanzo sobre la avalancha que intenta entrar cual manada de ñus. Escurriéndome entre el gentío, busco una bocanada de aire fresco entre la atmósfera embotada. Me siento pez boqueando a coletazos en una mísera charca.
Pero ¿qué están viendo mis ojos? ¡UN ASIENTO LIBRE! ¿Alguien a la redonda que lo pueda necesitar? ¿No? No, a la de una…No, a la de dos…¡¡¡LO TENGO!!!! ¡Mmmh...! qué gustito acomodar las carnes un poco… ¡Mmmh...qué relax sobre el respaldo! por más que parezca una silla eléctrica…
¿En qué agujero negro del bolso habrá ido a parar mi móvil? ¡Anda…! ¿y esta bolsita de gominolas? ¡Si es la que le compré ayer a mi sobrino…! Vaya…me quedé con ellas sin querer. Pues sin querer queriendo, hago aterrizar una en mi boca. Noto su textura en mis labios, mmmh…, el azúcar que me hace salivar a mil por hora, el paladar filtrando feliz el subidón…
¿¿¡Ehhh!?? Pero ¿ese ritmillo? ¿de dónde sale? ¿entran músicos? Sííí! ¡VENGA EL ACORDEÓN! ¡VENGA LAS TROMPETAS! Mamma mia! ¡qué ganas de bailar!
Oye, qué chico salao el que pasa la gorra, ¿no? le voy a dar un eurillo… ¡Pero, pero, pero ¡¿qué hace?!! ¡SI ME ESTÁ TIRANDO DE LA MANO! “¿Qué dices?, ¿que bailemos?”
Y sí, efectivamente, sin darme cuenta, a 5 minutos de la reunión con el gerente, de repente, enlazadas manos, miradas y cinturas, y yo flotando a un metro del suelo, al son de las notas y del timbre de puertas...pipipipipipipiiiiii!
– ¡Esta es la mía! ¡salgo! que me tengo que ir...! ¡hasta otra!
Salto al andén en un vuelo, me doy media vuelta y aún veo al salao asomándose con una sonrisa chillona con la que trata de hacerme oír un “¿TU NÚMERO?” - pipipipipipipipiiiii! - mientras el cierre de puertas engulle su rostro.