Jaime y el fantasma
Jaime desde la ventana observa el silencio de la ciudad que ha dejado el corounavirus, abre la ventana y respira el aire puro que corre entre las calles vacías, él realiza un breve suspiro al recordar los agradables paseos por el barrio que realizaba junto a su mujer, ese recuerdo provoca en él una expresión facial de tristeza.
Mientras, desde el marco de la puerta del salón suspendida en el aire, el fantasma de María observa, con los ojos cristalinos a punto de llorar, el rostro de su marido afligido por su pérdida. Ella, flotando en el aire como si bailara entre las baldosas del suelo, llega hasta el lado de Jaime, y con un suave movimiento de sus transparentes brazos María envuelve con un cálido abrazo el dorso de él.
En ese momento Jaime expresa una risueña sonrisa al sentir la presencia de María en su piel ,y dejando escapar entre su labio un leve susurro comenta:
- Me reconforta que tu pérdida no haya sido en vano, sino por ayudar a los demás, y eso me hace quererte más, gracias por ser una gran mujer, allá donde estés que mis palabras te guíen como luz de los días, tu marido que te quiere.
María, al escuchar esa palabras, realiza en su pálido rostro una risueña sonrisa, provocando que su reflejo se pueda apreciar en el cristal de la ventana junto a la cara morena de Jaime, que felizmente sonríe al verla.