Se llama Ángel
Os voy a contar mi historia.
Érase una vez.....
Después de pasarme la tarde ayudando a Jana a desempaquetar los libros que habíamos comprado por internet, pues en estos tiempos tenemos que tener algo con que entretenernos y qué mejor que un montón de libros...Además de leer me encantan las manualidades y pensé en reciclar los cartones del embalaje, tenía más de mil ideas en mi cabeza.
Cargué con los cartones y cogí el metro en la parada de Sant Andreu, estaba casi vacío y me pude sentar, era de agradecer, pues iba tan cargada que no me podía ni mover. En la siguiente parada, Fabra i Puig, subió un chico alto, fuerte, y a pesar de la mascarilla se le intuía atractivo. Me dedicó una penetrante mirada que me dejó sin aliento y se sentó a mi lado, de repente vi que tenía la mirada fija en los cartones, me sentí ridícula ¿en qué estaría pensando? Traté de sonreír para disimular mis nervios, pero con la mascarilla poco se debería notar y ahí terminó mi flirteo mental.
Al llegar a casa recibí un wsp de mi amiga Jana, donde me decía que un desconocido la había invitado a un café y le confesó que había memorizado el teléfono que vio en una de las etiquetas de los cartones que llevaba encima. Jana aclaró el malentendido porque el teléfono de los cartones era el suyo, y a quien quería invitar era a “la chica cargada de cartones del metro”.
Jana me facilitó su teléfono e intuyó que se avecinaba una romántica cita. Tardé cinco segundos en enviarle un wsp y después de intercambiar divertidos mensajes aclarando el malentendido pasamos a las presentaciones. Le dije mi nombre y él me contó que se llamaba Ángel.
Nunca pensé que el reciclaje y las manualidades me traerían tan buena suerte.
Para poner una nota romántica a la cita hemos quedado en la misma estación de metro donde se cruzaron nuestras miradas: I love Fabra i Puig.
Y mientras espero el metro para ir a Fabra i Puig, pienso....¿adónde me llevará? ¿al amor? ¿al desengaño? ¿a la nada?
Supongo que el tiempo nos lo dirá.