Cosquillas

Calle_42

Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. 9 vidas.


Esta mañana la cartera de Roberto es un gallinero. La tarjeta del restaurante en el que anoche estuvo cenando ha causado sensación. Tipografía elegante y unos ribetes dorados sobre fondo negro le otorgan cierto glamour, aunque el escándalo viene por esa nota escrita a mano que hay en su reverso. Un número de teléfono y un nombre. Todos sabemos que esa tarjeta es importante para Roberto porque la ha colocado entre la mastercard y el preservativo. La zona VIP. La tarjeta de crédito lleva más tiempo que nadie ocupando ese lugar privilegiado, ha sobrevivido a 3 cambios de cartera dictados por la moda, dos intentos de robo e incluso a un lavado con centrifugado a 900rpm, ni me quiero imaginar cómo hubiese terminado yo tras ese baño. Mi condición de elemento temporal ha hecho que me fabriquen en un material que aguanta pocos bailes, papel del normalito, tipografía tirando a fea y colores poco agraciados. Esa soy yo. Está claro que mi creador quiso evitar que me cogieran cariño. Una T-10 aprende a vivir con ello.


Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. 8 vidas.


Sin saber muy bien por qué, una siempre acaba interesándose por sus predecesoras. El carnet del gimnasio, de un bonito color amarillo y con el ego algo desbordado por tener un microchip por cerebro, me cuenta que no soy ni la primera, ni la última, añadiendo a sus palabras un gesto de manos que se me antoja algo folclórico. Roberto no quiere coche, me cuenta, así que suele desplazarse en metro y bus, por lo que las T-10 como tú entran y salen a ritmo de dos por semana. El carnet sabe que sus palabras hieren, a pesar de no estar plastificada ni tener una foto de Roberto tatuada en el muslo quisiera considerarme un poquito especial.


Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. 7 vidas.


Las monedas hablan poco, su estancia es tan breve que apenas tienes tiempo de recordar sus caras, esa es su cruz, me explica un resguardo de la Visa con vocación monologuista, consciente de que no sobrevivirá a la siguiente limpieza.


Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. 6 vidas.


Esta mañana he coincidido con un billete simple. No sé muy bien cómo ha llegado hasta aquí, tenía cara de asustado y parecía desorientado. Me he sentido mal, desplazada, temiendo que ocupase mi lugar, me he preguntado por qué Roberto le necesita si ya me tiene a mí, he deseado que desapareciera. Con voz baja y temblorosa me ha preguntado algo, pero he mirado hacia otro lado. A los diez minutos se ha marchado. La estación Central ha sido su destino. Ahora le encuentro a faltar.


Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. 5 vidas.


¿Que cómo me gustaría ser? El carnet de la biblioteca siempre te hace este tipo de preguntas. Supongo que no es casualidad que él sea quien es. Me gustaría no ser gris, ser de colores, tener una segunda oportunidad, ser un bonito punto de lectura, o un lugar en el que tomar notas, u ofrecer descuentos en librerías y cines, o ser canjeable por una botella de agua que fuese canjeable por un lápiz que fuese canjeable por un billete simple. Volver a empezar.


Entro, me deslizo, ruido de impresión, me marcan, cosquillas, salgo. Me quedan 4 vidas.


Con las prisas Roberto me deja olvidada en el validador. No tengo miedo. Pronto alguien me encontrará y me recibirá con la sonrisa de saber que aún nos queda mucho por viajar.

T'ha agradat? Pots compartir-lo!