Punto intermedio

Elio Sejano

(Historia por hechos reales)


Muchas veces nos pensamos que las cosas son tal y como creemos que son en nuestra consciencia. Nos dejamos guiar por la percepción subjetiva que uno tiene, pero ¿es ésta realmente la correcta y hasta qué punto podemos confiar en ella? 


Esta misma pregunta se hizo Jaime cuando subió en un bus de la cadena TMB que pasaba por el pueblo de Cerdanyola del Vallès. El conductor le había permitido viajar, a pesar de que la T-mobilitat del joven no le permitía usar el billete que tenía pagado. Era una T-Usual supuestamente no caducada. 


A decir verdad, Jaime se dio cuenta al entrar en el bus que el billete no podía ser detectado, porque ayer fue el último día de su uso. Se apresuró por acceder a la aplicación TMB para renovar su T-Usual. 


Tras varios intentos y escaneos fallidos con el móvil, entre alguna que otra palabra no tan bonita que se le escapó de la boca, por fin pudo efectuar el pago y la supuesta carga de su tarjeta. Pasó la T-mobilitat por el lector del bus, tranquilo al saber que le faltaban todavía paradas por bajar. ¡Y sorpresa! El detector le indicaba "Tarjeta no validada". Jaime no lo entendía. Tras varios intentos con la misma respuesta, pensó que no había sido comprado correctamente el tiquet o que quizás no hacía algo correctamente para activarlo antes de pasarlo por el lector. 


De todas formas, decidió de nuevo pagar con la tarjeta, asumiendo que no se le había efectuado el pago como era debido al no ver el cobro de los 20€ en su cuenta bancaria. Segunda vez que lo hizo. Pasó la T-mobilitat de nuevo. Misma respuesta, y para colmo de todo le acababan de llegar dos operaciones bancarias. 


Sin otra posibilidad, Jaime se bajó en la parada de la estación de Rodalies Renfe de Cerdanyola pidiéndole disculpas al conductor y yendo enfurecido a pedir explicación. 


En un abrir y cerrar de ojos estaba ya en la estación de Renfe ,hablando con un guardia detrás de la cabina de billetes. Él le dijo que picara y que probara a ver si ahora su billete se reconocería como activado, pero vaya... ¿¡Por qué iba a funcionar aquí, si en el autobús ya no lo hizo después de tantos intentos!? Jaime se acercó a una de las barreras y acercó su T-mobilitat por última vez,  mezcladas la esperanza yla  desconfianza. 


Fue todo un alivio que la pantalla se pusiera verde y fuera acompañada de su sonido de acceso habilitado. 


En aquel momento, Jaime se dio cuenta de dos cosas y se dijo a sí mismo: "Ninguno de los dos tuvo razón. Ni yo, que pensaba que la tarjeta no funcionaba por la incompetencia de los servicios del transporte, ni el propio sistema de transportes, que detectaba que mi billete T-Usual no se había validado por imposibilidad de la realización de su pago. El gran villano de todo esto era el dichoso estropeado detector de billetes de ese autobús, el que generó todo el lío".


Ni Jaime ni las instituciones y el sistema, que tanto solían llevarse la carga de cabeza de turco, tenían la culpa. Era un malentendido intermedio que los puso en contra.


Y si no hubiera sido por la vida de Jaime en la estación de Rodalies, no hubiera averiguado la verdad y se hubiera quedado con su parte de la historia, con su sesgo y su incompleta percepción. 


 


El muchacho dio las gracias al guardia de turno y atravesó la barrera para dirigirse al próximo R4 Martorell, con el objetivo de solucionar ese pago desafortunado en las instalaciones de la T-mobilitat en Plaza Cataluña. Había perdido dinero, pero la lección de la consciencia no se la quitaba nadie.


 


FIN.

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