Alicia

El pájaro verde

Entró en el metro. Estaba lleno y sintió por ello un agobio inmenso. Le molestaba la gente. Se sentó y se alisó el vestido. Era sant Jordi y todas las mujeres llevaban rosas en la mano. Odiaba las rosas. Eran bonitas sí, pero crueles, como la reina. Cogió un libro del bolso, uno de bolsillo, ligero, comprado en una tienda de segunda mano que regentaba un gato que siempre sonreía. El libro tenía olor a viejo, como a ella le gustaba. Aspiró el aroma, cerró los ojos y se relajó. Cuando los abrió, el metro era cien veces más grande o mejor dicho, ella era cien veces más pequeña. Las piernas le colgaban y el libro pesaba como una biblia. Nadie pareció percatarse.  


Al poco, llegó a su parada. Bajó de un salto. Dejó el libro en el asiento, no podía llevarlo pues pesaba mucho. El vestido le arrastraba y lo tuvo que asir por delante como si fuera una princesa de cuento. Salió al andén y miró hacia arriba. Miles de cuerpos más altos que ella caminaban en todas las direcciones. Se mareó un instante y se cayó. En el suelo, junto a su mano,vio un caramelo con la etiqueta "cómeme". Su madre siempre decía que para el mareo lo mejor era comer, así que decidió hacer caso y se lo comió. Un sabor extraño recorrió todo su cuerpo. Después, sintió mucho sueño, se sentó en un banco del andén y cerró los ojos, sólo un momento. Al abrirlos, su cabeza tocaba el techo. El andén se había encogido. Su vestido también lo había hecho, de forma que ahora apenas le tapaba su inmenso cuerpo. Avergonzada, echó a correr y sus pisadas retumbaban en el subsuelo como un terremoto. Mientras corría, las voces de aquellos que le hablaban sonaban como ecos lejanos. Por fin llegó a la salida. Intentó subir las escaleras, pero su cuerpo a duras penas cabía y se quedó atascada. Empezó a llorar desconsoladamente. Debido a su tamaño,sus descomunales lágrimas rápidamente anegaron la zona. Un trabajador del metro se acercó a ella. Era un conejo asustado y que no paraba de mirar el reloj, pero olía a la colonia de su abuelo. Ese olor intenso y fuerte de las colonias de antes. El olor la llevó a casa y la tranquilizó.


 Dejó de llorar y miró a su alrededor. Estaba en su sofá. Se había quedado dormida. A su lado estaba su abuelo. Le cogió el libro del suelo y se lo dio.


-Ten, cariño, se te ha caído al dormirte.- le dijo mientras le daba un tierno beso. Alicia sonrió. Se titulaba A través del espejo.

T'ha agradat? Pots compartir-lo!