En TMB todo acaba bien.
El equipo de mantenimiento del teleférico y funicular de Montjuïc en Barcelona era un grupo de trabajadores muy dedicados y responsables, que siempre se aseguraban de que todo estuviera en orden. Sin embargo, un día comenzaron a notar que algunos de los equipos no estaban funcionando correctamente, pero cada vez que lo reportaban a sus mandos, no se hacía nada al respecto.
La frustración comenzó a apoderarse del equipo de mantenimiento, ya que se sentían ignorados y abandonados, hasta que uno de los trabajadores descubrió que uno de los mandos era el responsable de sabotear el trabajo de los demás. El trabajador confrontó al mando y finalmente se descubrió que una promesa del gran jefe estaba detrás de todo el plan.
Con el objetivo de arreglar las cosas, el equipo de mantenimiento trabajó duro para arreglar todos los problemas que habían sido ignorados anteriormente. El trabajador que descubrió la verdad se convirtió en un héroe para sus compañeros y ganó su respeto y admiración.
A partir de ese momento, el equipo de mantenimiento trabajó en armonía y colaboración, asegurándose de que todo funcionara correctamente y sin interrupciones. La injusticia inicial causó dolor y frustración, pero el equipo demostró que siempre hay un camino hacia la justicia si uno está dispuesto a buscarlo.
Despidieron al mando y a partir de entonces funcionaron como una cooperativa.