Un 3 de diciembre

Txu

Cuando veo a dos amantes despidiéndose no puedo evitar pensar en mi cumpleaños. Su último abrazo es como los minutos previos al día más triste del año, el 4 de diciembre. 


Siempre saborean ese momento con un poco de melancolía, como si ya hubiese pasado. Saben mejor que nadie que, en cuanto crucen la puerta del metro que separa sus respectivas líneas, sentirán la misma pesadez que deja una mala resaca. 

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