El comienzo de cada día

Gabriel Fabre

Suena la alarma, todo empieza. Olor a café y tu gata mirándote como queriendo decir algo. No son necesarias palabras para sentir ni para expresar, te entiendo. Empiezo a alistarme y salgo a la urbe. El día aún no ha empezado, ni los comercios, ni el ajetreo de la gente por un porvenir mejor. El metro abre sus puertas, el primer vagón empieza la jornada. De camino al trabajo me encuentro jóvenes que vuelven de una noche de ocio. En esos momentos recuerdas cuando eras joven, otra época donde todo era diferente. Una época que acabó para darle paso a esta. Ni mejor ni peor, ni buena ni mala. Diferente. Paso a una época donde la mascarilla es una extensión del cuerpo. Donde toser se mira con lupa y con mala cara. Donde todos huyen de la muerte como si nunca les fuera a llegar. Pensando en la muerte no se vive, pensando en la muerte todo acaba.

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