DIARIO DE UNA VIAJERA PSICÓPATA

Airún Airún

2 de octubre


Estoy algo desanimada. ¡Vaya revés! Supongo que tu intuición me delató.


Ni en sueños me hubiera imaginado que estabas observando de cerca mis movimientos, para tener pruebas suficientes y denunciarme.


No pasaré el resto de mis días atrapada en la inseguridad que me produce que alguien ocupe mi lugar en mi autobús favorito ¡Maldito asiento y maldita tú!


Sin embargo, encontraré de nuevo mi trayecto, querida Lana. No descansaré. Lo juro.


 


1 de octubre


Lana se ha metido en un buen lío en el curro.


Su jefa estuvo encerrada con ella en el despacho más de tres horas. Ella no paraba de llorar jurando que no sabía ni quién ni cómo podía haber hecho viral un vídeo suyo,a raíz de que apareciera algo subidito de tono en la pantalla de un autobús urbano que cubría la línea 7 de Barcelona. A partir de ese momento, ya no fue la misma.


Jajaja, lo mío no es la fotografía, pero la composición que hice me quedó de diez.


Todo apunta a que Lana acabará renunciando a su puesto, y esto acabará por hundirla. Por supuesto, reseteo todas sus ubicaciones cuando me da la gana. Para eso le instalé un rastreador.


Se me olvidaba. He instalado en su casa tres cámaras, y parece que su perro anda algo pa’chucho. Cuando entré en casa de Lana no me quedó otra que darle un poco de chocolate con paracetamol.


No aguanto sus lloros. Menos mal que escribir me serena. Yo no tengo la culpa de la extraña obsesión que ella despertó en mí, aquel día que decidió ocupar mi asiento preferido  en el trayecto de la línea 7 del autobús, despojándome del lugar perfecto para realizar mi recorrido diario.


30 de septiembre


Hoy vuelve a ser mi primer día del resto de mi vida. He necesitado algunos días para ultimar cada detalle.


He entrado en tu apartamento mientras estaba en la ducha. Cuánta gente se va a poner contenta, pero que mucho, de verte.


Ahora mismo voy a hacer que corra este vídeo mientras te masajeas tu cuerpo serrano.


 


29 de septiembre


¿Qué por qué soy así, Lana? Sencillamente porque aprendo de las personas que lo pierden todo por avaricia. Y la tuya ha sido  más que desafiante: nada menos que mi asiento preferido, el mejor ubicado de todo el autobús, con ventana para disfrutar del paisaje y situado en la parte delantera para tener mayor amplitud de miras.


He sido conductora de ese autobús desde que me mudé a vivir a Barcelona. Desde que me asignaron a la línea 7, he sentido una gran satisfacción personal al ver la felicidad de los pasajeros al subir y bajar del autobús.


Cada día de mi vida laboral, he conducido con una sonrisa en la cara, siendo consciente de  lo que aportaba mi  trabajo al bienestar de la ciudad y de las personas que se desplazaban diariamente por ella.


Hasta que llegaste tú para sustituirme.


En el fondo de mi corazón, sé que la seguridad de los pasajeros es lo más importante, pero desde aquel día que sufrí ese accidente que dejó sin movilidad mis piernas, sólo he tenido un único objetivo: ser irremplazable.


A decir verdad, no me puedo quejar. TMB me ofreció un puesto como jefa de tráfico, y aunque no es lo mismo que conducir, puedo seguir planificando las rutas y los horarios, así como tomar decisiones sobre la flota de autobuses y la contratación de personal para conducirlos.


Tu cara me acabará siendo familiar, como la del resto, a quiénes he coordinado y supervisado, de igual forma que haré contigo. Pero es que todas las personas que conducís mi autobús me parecéis iguales. Todas queréis mi asiento.

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