REENCUENTRO

LLUM

Era jueves por la tarde, regresaba a casa del trabajo. Había sido un día duro, como muchos jueves, en la recta final de la semana.


Esperaba en el andén y llegó el metro. Entré en el vagón, me senté en el único asiento vacío que quedaba y revisé los mensajes en mi móvil. Levanté la vista un momento y frente a mí  vi al que había sido mi profesor de alemán, hacía ya unos cuantos años, habíamos perdido el contacto .


Era una persona un tanto especial, o así lo recordaba yo. Su aspecto realmente llamaba la atención, por sus rasgos típicos alemanes:  alto, robusto, ojos claros, no sabría definir el color entre azul / verde muy claros. Su pelo rubio (bueno, ahora algo canoso), teniendo en cuenta que habían pasado casi 18 años, seguiría siendo tan serio como lo recordaba.


Pasaron por mi cabeza momentos de ese curso de alemán, así como una vez que quedamos para tomar un café, para que viera unos escritos que yo quería presentar a un concurso. Él también escribía. Él estaba inmerso en la lectura de unos impresos que llevaba dentro de una carpeta, ajeno a mí y mis pensamientos. Y me dije:  "O le digo algo ahora o igual se baja en la próxima parada, y ya no le veo más", así que me levanté y me acerqué hacia él tímidamente, y pronuncié su nombre.


- ¡Sergio! Hola ¿cómo estás? ¿Te acuerdas de mí? Fui tu alumna en clase de alemán hace mucho.


Él levantó la cabeza, me miró y dijo:


-¡Vaya! Carmen, qué sorpresa, sí, sí, claro que te recuerdo. Han sido muchos años sin tener contacto, ¿cómo te ha ido?


A lo que respondí, algo nerviosa:


 -Pues han pasado muchas cosas, la peor que perdí a mi madre en plena pandemia, le falló el corazón...¿y tú qué tal, Sergio?


-Pues yo perdí a los dos, mi madre y mi padre, también en plena pandemia. A una le falló el corazón también y el otro sufría de Alzheimer.


Vi sus ojos brillantes, esos ojos inmensos increíblemente azules/verdes, hasta tal punto pensé ver caer alguna lágrima, pero logró contenerse, no le recordaba tan sensible....En la siguiente parada, y curiosamente los dos a la vez, dijimos: 


-Yo me bajo aquí.


Yo iba a mi casa y él a entregar unos escritos. Me dijo que había publicado un libro y en breve estaría a la venta.


-¡Ah! Me encantaría leerlo y me haría ilusión que me lo firmases.


-Sí, por supuesto.


Nos dejamos los teléfonos y quedó en llamarme. Pasaron unos días y recibí su llamada:


-Carmen, quedamos este viernes, te traeré mi libro y te lo firmaré.


-Sí, encantada.


Nos encontramos en una cafetería, en un lugar bastante tranquilo. Comenzamos a hablar y nos dimos cuenta de tantas cosas que teníamos en común y que no sabíamos. Me regaló el libro firmado con una dedicatoria. Me emocioné, nos hicimos una foto, él me pasó su brazo por encima de mi hombro y me agarró fuerte con su mano, apoyando además su cabeza en la mía.


Eso me llenó de ternura porque no lo esperaba. Él notó que me estremecía y me dijo:


-Te agarro bien fuerte para que no te vayas corriendo.


Sentí que mi corazón latía fuerte, pero algo me decía que no podríamos estar juntos, ya que él tenía pareja, según me dijo. Fue sincero, pero me lo dijo con infinita tristeza. Antes de despedirnos, me pidió:


-¿Puedo abrazarte?


No me dio tiempo a responder. No hizo falta, nos fundimos en un abrazo interminable al mismo tiempo que nos besamos con un apasionado beso .Por un momento creí que no podríamos separarnos jamás, fue increíble , pero sí lo hicimos. Él me susurró al oido:


-Necesito que de momento seamos amigos, pero lo arreglaré porque nos merecemos más.Te llamaré.


Y le vi alejarse ...


 

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