Color esperanza

Andresito 2

 


Color Esperanza


 


 


 


Las olas golpeaban con rabia el acantilado de su mente. Las botellas de vino hacia tiempo que bebían de él hasta haberlo dejado en la desesperación. Esta vez no fallaría, iba a poner punto final al libro de su vida. Siente un ahogo en su garganta que no le deja respirar.  Suda como si estuviera en una sauna. La estación de Jaume I es sombría y tenebrosa como una ciénaga a primera hora de la mañana.  Iba a ser su ataúd. Hace algunos años, en un accidente de coche toda su familia murió. El, para su castigo, salvó la vida.


 


Joaquín es alto como un jugador de baloncesto, pero la curva de la felicidad y la falta de higiene le delatan como un bala perdida. Las dureza de la vida y los excesos han agriado su carácter exteriormente, pero por dentro se ha vuelto un niño indefenso y huidizo.


 


 Se siente estafado, pensaba de joven  que la vida era una promesa de felicidad y alegría. La suya ha sido todo lo contrario, como si hubiese echado un trago a una botella de salfumán, amarga y corrosiva.


 


 


 


Alberto, un guardia de seguridad, aún bajo el influjo de Morfeo, de repente abre sus ojos como platos. Ve su mala intención. La adrenalina recorre su cuerpo y sus músculos se ponen en tensión. Su corazón bombea sangre a la velocidad de un coche de carreras.  Se parece físicamente a Hércules. Lo arrebata de la dama de guadaña y le ayuda a sentarse en un banco frio y duro.


Alberto habla con él. Esboza una sonrisa que recorre su cara de oreja a oreja y abre su libro de estilo de la amabilidad.


 


 -  .En el camino de la vida, se nos presenta el dolor y el sufrimiento. Hemos de transitar como los trenes por las vías para superarlo. Las emociones  son como un dolor de muelas, intensas pero pasajeras y siempre nos dejan una herida. Hay que  dejar atrás el pasado y que las heridas no se conviertan en hemorragias que nos desangren y desgarren, y boicoteen nuestro bienestar.


 


- Tu familia desparecida son como las luces de unas velas,  viven en tu recuerdo y que si tu mueres esas luces se apagarán para siempre.


 


Los ojos de Joaquín empiezan a brotar como un torrente y su piel es como las de las gallinas, esta hecho escombros de la emoción.


 


Se abraza al guardia jurado, siente el calor de su cuerpo que lo reconforta y enciende en él las ganas de seguir viviendo.  Sale a la calle, donde el sol brilla con fuerza y luminosidad. En la jungla de asfalto, el bullicio de la gente yendo a trabajar y el sonido de los motores de los coches suenan como un trueno intenso en una tormenta. El olor a combustible y a contaminación hacen el aire irrespirable y denso como un puré de guisantes.


 


La intención de Joaquín es dejar el alcohol y reformarse. Y así, honrar a su familia muerta, siendo feliz y tenerlos siempre en el altar de su recuerdo. El color verde de la esperanza será el faro que marque su vida a partir de ahora hasta que el destino escriba la palabra FIN al final de ella.


 

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