SERENDIPIA
Domingo, 23 de Abril de 2023.
Hacía un día soleado con una temperatura agradable, quizá algo más alta de lo que corresponde a la época del año, pero agradable al fin y al cabo. Laura caminó por la Avenida Diagonal hacia la boca de metro de Maria Cristina, validó su billete y se dirigió al andén de Trinitat Nova. Tenía que ir a la Plaça de Catalunya, su editor la esperaba allí, con algunos de los ejemplares de Girasoles. Estaba ilusionada, pero también nerviosa. Sant Jordi siempre había sido su día preferido del año, seguido de Navidad y Reyes, por delante incluso de su cumpleaños. Y aún más desde que una editorial de renombre le ofreció su primer contrato. Se trataba de una novela que narraba la historia de tres amigas, cada una con una mochila cargada de problemas, aventuras, desventuras y alegrías, unidas a su vez por una persona que, ajena a la amistad de las chicas, vive con cada una diferentes situaciones. Las muchachas llevaban tatuado un girasol como símbolo de la amistad entre ellas.
De repente el metro se detuvo en una parada que Laura no reconocía y salió de su embriagado estado de felicidad. «¿Estaba tan absorta en mis pensamientos que me he pasado la parada de Plaça Catalunya?», pensó. Y sin tiempo de reacción, el metro volvió a ponerse en marcha. Laura miraba por las ventanas. El metro circulaba a una velocidad mucho más alta de lo habitual. «¿Qué está pasando? ¿Qué significa esto?». Miraba desconcertada a su alrededor. No quedaba nadie en el vagón, solo ella.
El metro volvió a pararse y aprovechó para salir apresurada. «Será más fácil volver para atrás que intentar saber qué está pasando».
Miró el cartel del andén donde ponía el nombre de la parada: «SERENDIPIA».
Recordaba perfectamente haberse subido en María Cristina y conocía las paradas de memoria. Muchos días tenía que hacer la misma ruta por otros quehaceres: Les Corts, Plaça del Centre, Sants Estació... No recordaba ninguna parada llamada Serendipia. Ni en la L3 ni en ninguna otra.
Continuó leyendo: «Bienvenido a Serendipia, la circunstancia de encontrar por casualidad algo que no estaba buscando».
Encontrar algo que no buscaba... ¿Qué quería decir aquello?
Al acercarse al cartel, descubrió otro que solo era desde su nueva posición. En enormes letras mayúsculas se podía leer: «INEFABLE», y debajo su definición: «Inexplicable».
Seguidamente, otro cartel y otra palabra: «SEMPITERNO» y su definición: «Que durará siempre».
Y así fueron apareciendo más carteles con más palabras: «petricor», «melifluo», «efímero», «nefelibata», «infinito»... Un sinfín de términos se agolpaban en su cabeza actuando como disparadores de su imaginación: a cada palabra, una aventura, una situación, un argumento.
Cerró los ojos para intentar que no se escaparan de su mente y notó un frenazo. Al abrir los ojos, estaba en el metro de nuevo, sentada en su asiento. Miró rápidamente la parada, Plaça de Catalunya, y de un brinco salió del vagón. Y entonces recordó: «Serendipia». Y supo que ya había encontrado lo que no estaba buscando pero que siempre le viene bien a cualquier artista: inspiración.
Llegó al stand de su editorial y, mirando a los ojos de su editor, le dijo:
—Estoy deseando que leas mi próxima historia.