no(s) otros
y cuando desperté de aquel idílico sueño, él todavía seguía ahí.
A una distancia prudente, aunque algo corta, como de un metro. Uno de esos de la línea 5, a las 9 de la mañana que carga a todas esas personas camino al trabajo.
en ocasiones, estábamos tan centrados el uno en el otro que nos olvidábamos del rumbo que debíamos tomar y acabábamos en la estación del norte tomando un vino.
El tiempo juntos volaba, como si del trayecto de ave Barcelona-Madrid se tratara.
En un suspiro me hacía divagar en otro mundo, sentía que viajaba incluso sin salir de casa.
Y es que todo comenzó inesperadamente, dos desconocidos que se encontraron en una estación remota de una gran ciudad, uno de ellos perdido. ¿Quién iba a suponer que acabaría perdiéndome yo en su sonrisa....?
y colorín colorado, no, la historia todavía no ha acabado...