La Homofobia no perdona ni el momento ni el lugar

cbqb

Como cada día de la semana saliendo de la universidad, cojo el metro para volver a casa, y lo lindo de salir es encontrarse a tu persona especial esperándote para acompañarte. Ese gran acto de ella salir de trabajar y venir a buscarme todos los días es agotador, pero el amor lo es mucho más que eso, imagínate ir feliz a cenar, con una ilusión, ir riendo y charlando tranquilamente y de pronto al estar en el metro, sentir un ambiente pesado, todo el mundo podría hablar de lo bien que lo pasa en el metro o bus, o de lo mucho que les gusta dibujar en él, a diario nos encontrarnos con situaciones incómodas, siempre me ha tocado presenciarlos, pero hoy soy protagonista o más bien un personaje secundario, el principal es mi novia, ya que tanto el racismo, xenofobia, y la homofobia no perdona ni en un transporte público, vengo a hablar de estos temas ya que 2 hombres de diferentes nacionalidades se creyeron con el derecho de hacer comentarios obscenos y gestos asquerosos hacia una persona que aprecio, por el simple hecho de tener el pelo corto, pero aún así no siendo suficiente, son capaces de quedarse hablando y señalando lo que ellos tienen y ella no, una situación incómoda para mí, ya que lo único que esperaba de mi viaje en el transporte es que ellos se bajaran de éste, ya que no debe haber cabida de personas con poca mentalidad en un transporte del primer mundo, ya que ellos aún viven en el tercero, este tipo de gestos son ignorados con éxito pero nos dejan con mal sabor de boca, aunque también el transporte nos hace razonar de los diferentes pensamientos que tiene una persona, y que hay momentos en los que viajar en el transporte es una fuente de inspiración, ya que estoy escribiendo esta historia en él, éste y muchas otras cosas más, ya sean deberes de la universidad, redacciones, o pasar un rato agradable con la persona que quiero, ya que es el único momento del día en el que puedo compartirlo con ella, pero también quería mostrar la otra cara de este transporte que tanto nos aporta.


Y así como los cuentos o historias tienen un final, yo tengo la llegada a mi estación.

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