Neus

La Pirata Bizca

Se han empeñado en que me cure rápido. Me repiten cada día que vaya a un sitio que me ayude, no especifican el lugar, no sé si es porque lo dejan a mi elección, o porque saben que el único sitio que me ayudaría es donde vuelvas a estar tu, no tú como ahora, tú cuando querías que yo fuera tu madre. Los días que me confundo en la situación de que no ha pasado nada me gusta viajar en metro, las estaciones siempre huelen igual, caminas entre toda esa gente que no sabe cómo eras antes de hoy, te disuelves entre la multitud y ya no queda nada de tu verdad. Eres una más. De repente suena el pipipipi de que se escapa tu oportunidad de llegar a tiempo a un sitio, da igual el lugar ,lo único importante es sólo que es a tiempo. Recuerdo que no entiendo por qué no llegué a tiempo a ti. Entro y me sujeto a una barra de metal que está caliente, mantiene el calor del anterior, me agarro, aunque no te voy a engañar, no sé si quiero sujetarme o prefiero que el movimiento me empuje hacia delante, para llevar la contraria a mis ánimos que solo me empujan hacia atrás. Se abren las puertas y entra gente nueva, encima de mi mano se coloca otra mano, ya sé que es el azahar, pero sin mirar a su cara, la idea de que otra mano presione la mía para que no me escape me gusta.


Le miro a la cara, es alguien sin más o con menos, con cara de casi haber perdido la oportunidad de llegar a tiempo a su destino. Le sonrío sin más o con el único menos que queda dentro de mí. Miro los asientos, recuerdo aquel día que yo era tu prioridad y no quisiste el asiento vacío porque tú único lugar seguro era en mi regazo, me apretaste las manos. ¡Qué bien sabe la sensación de tenerte en mí!  Si hubiera sabido que ahora solo me quieres lejos, me habría aprendido de memoria los milímetros que había entre tus nudillos y de qué manera encajaban mis dedos en ese espacio. Sueño con hacer un mapa para volver a encontrar ese camino. Suena música, casi no se oye, es un un privilegio para los que no tenemos nada más que hacer que recordar, la canción me duele, porque suena a ti, esa canción te la reservé el día que naciste y pensé que ya no volverá a estar sin ti, Love of my Life de Queen, el ginecólogo argentino que me vio demasiado nerviosa para ser tu madre, me invitó a escoger la banda sonora de tu estreno a la vida y te la regalé, aún es tuya. Recuerdo cada do re mi fa que sonó en esos 30 minutos, no tengo ni idea de solfeo pero sé que tu cabeza asomó en un fa mayor. Me caen las lágrimas tarareando tu canción, la verdad, no me gusta hacer nada que te pertenezca, estoy en huelga de ganas hasta que te recupere. Dicen que los minutos en el metro pasan más lento. Ojalá hubiera un mercado negro donde cambiar ese tiempo por minutos contigo para contarte mi versión, para intercambiar opiniones o simplemente para entender de segundas oportunidades. Llego a mi destino, bueno, a donde voy hoy, porque no te voy a engañar, desde que no estás junto a mí, mi único destino es volver a estar a tu lado. Es ridículo, lo sé, pero he decidido cambiar el nombre de las paradas del metro, no hace falta que sea para todos, me conformo con creérmelo yo, lo he deseado con tanta fuerza que te juro que en mi cabeza cuando llega la parada, oigo perfectamente el nombre que he escogido y si miro el nombre de la bombilla roja, lo puedo ver con claridad, ya llego, ya se abren las puertas y esta parada eres tú, porque hasta que tú decidas volver a mí solo me queda pararme en ti, Neus .

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